Los que han visto la película se sitúan en las dos posiciones bastante elocuentes: los expertos le han colgado calificativos verdaderamente crueles (desde “bodrio” hasta “¿y ésto qué coño es ?”), mientras que el público en general se queda en un muy flexible “hombre, tampoco está tan mal como se ha dicho”. Pero entusiasmo, lo que se dice entusiasmo, no ha despertado, la verdad. Por eso sus promotores, Lucas Fernández principalmente, se han lanzado a proponerla para algún Goya, de modo que con ese marchamo se pueda volver a intentar algo en las salas comerciales o en ulteriores ventas de los derechos. Los académicos que han recibido en su casa el DVD de la película se han quedado asombrados del despliegue de medios con que cuenta esta producción. La copia les ha sido remitida en un llamativo paquete con amplio dossier de prensa y muchas campanillas para agradar a los que tienen que votarla. O botarla.