Los cambios que la nueva dirección, encabezada por Ramírez, pretendieron imponer en Anfi del Mar chirriaron desde el primer día y luego cada una de las jornadas posteriores. Les hemos contado aquí cómo se han ido sucediendo las dimisiones de altos directivos hasta quedar tan sólo uno. Pero la gota que colmó el vaso del viejo Böjrn Lyng fue que el mismísimo Arturo Ramírez se metiera con su secretaria de toda la vida, la querida, admirada, eficiente e insustituible Anne Marie. Un día de la semana pasada llegó a su puesto de trabajo y Ramírez en persona le dijo que allí no tenía nada que hacer, que ya no tenía ni mesa, ni silla, ni teléfono ni ordenador. ¡Fuera! Poco tardó Lyng en personarse en el lugar de autos y, tras montar en cólera, ordenó a la seguridad privada que desalojara de aquellas dependencias a un directivo tan poco respetuoso con las personas. No lo quieren ver por allí.