El presidente de la Cámara de Comercio de Gran Canaria y Pedro Infinito, José Miguel Suárez Gil, no se resigna a perder la poltrona. Tiene algunas opciones, y por muy complicada que se presente la situación, él no renuncia a la ilusión de repetir en las elecciones de primavera. Su estrategia vuelve a ser la misma que le llevó a la presidencia en su día: controlar el proceso electoral por las buenas o por las malas. Y es quizá en esa táctica en la que podría inscribirse la ruptura plateada con uno de los que parecía sus más estrechos colaboradores, Paco Palero. Dicen en la casa alimentaria de la que tanto se ha alimentado el Zorro, que la desgracia de Palero empezó en verano, cuando la mayoría de la federación de actividades diversas que montaron para mejor proveer se puso a pensar en algo tan marciano como la posibilidad de que hubiera pluralidad de candidatos. Incompatible con el movimiento.