El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Ley y costumbre
Tienen razón los que reprochan al poder portuario tradicional haberse convertido en un factotum que parecía intocable e inamovible. Los empresarios no han hecho otra cosa en décadas que aprovecharse de las debilidades de sucesivos presidentes de la Autoridad Portuaria, más dados a transitar que a hacer, más dados a quedar bien con los unos y con los otros que a ejercer. Esa desidia ha servido tradicionalmente para fortalecer posiciones e influencias hasta que, de repente, llega un presidente de la Autoridad Portuaria que se limita -nada más y nada menos- que a cumplir con la ley. Porque no es heroico ponerse a aplicar estatutos de empresas y acuerdos entre operadores y Administración, como no es heroico exigir que los beneficios empresariales se obtengan de los riesgos de cada cual. De nada sirve ahora a los empresarios rescatar actuaciones de Luis Hernández, titular que fue en nombre del puerto del 51% de las acciones de Sestiba, con cuya autoridad compraba palcos en el nuevo estadio o financiaba becas de la Universidad. La empresa sigue siendo un coladero en detrimento de lo público y reprochar esas actuaciones no lo va a resolver.
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