El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Montelongo, como un ciclón
Como si fuera el Caribe, el temporal Águeda penetró este lunes por las puertas de la Secretaría de Estado de Inmigración llevándose todo por delante, haciendo volar los papeles, descolocando los tupés y reseteando todos los ordenadores de la Administración del Estado. Llegó, se sentó, sonrió y pidió por esa boquita todo lo que jamás se le hubiera ocurrido siquiera insinuar a Acebes, el ministro verdadero. Fue tal la avalancha de peticiones, que la secretaria de Estado le pidió un poco de calma para poder explicarle que el Gobierno ha incrementado las perras en un 16%, que habrá más colaboración, y que está bien que pida la luna, pero que éso es en la sub-comisión bilateral. Salió de allí la consejera, y con su acreditado swing, dijo lo que dijo, es decir, lo contrario de lo que dice Rumí. Puestos a balancear credibilidades, la verdad, no sabemos con quien quedarnos. Por cierto, en la era de Marcial Morales, la culpa de los males de la inmigración eran del Gobierno canario. Después se quedó la cosa en tierra de nadie, y ¿por qué ahora son de Madrid las mismas culpas?
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