Ya hemos entrado en un par de ocasiones a desmenuzar los presupuestos públicos para el muy electoral año de 2003, y hemos descubierto el afán propagandístico y asfaltador de muchas de las instituciones que nos controlan las perras. Ya le ha tocado el turno al Cabildo de Gran Canaria, donde ocurren cosas realmente sabrosas, como les acercamos cada vez que podemos. Sabroso es, por ejemplo, que a estas alturas del siglo haya corporaciones con consejeros como Mario Hernández Sanginés, que no acierta ni una ni cuando trata de echar la culpa a los que pretende sean ahora sus compañeritos de partido. También es pintoresco lo que hace el consejero Tino Montenegro, también en trance nacionalista, que ha invertido la nada despreciable cantidad de 120.000 euros en pinos y abetos de Navidad, que parecen estar almacenados en El Rincón desde donde se distribuyen por mensajería. Pero nada de eso es tan extravagante como el orden de prioridades que han inspirado los presupuestos de la Corporación insular para 2003. ¿Qué les parece 132.000 euros para una línea de sacrificio de avestruces en el Matadero? Pasamos a contarles.