Caramba con el sumario que se ha venido siguiendo en el Tribunal Superior de Justicia de Canarias por la denuncia del PSC contra Soria y Lorenzo Suárez por el escándalo de Jinámar. En un tiempo verdaderamente récord, del cual deberíamos alegrarnos todos, la Justicia ha dado carpetazo al asunto archivando la querella y dejándonos a todos boquiabiertos. No por el contenido en sí de los autos dictados, sino por la diligencia. Diligencia que ha venido dada por la capacidad inmediata del Consejo General del Poder Judicial para nombrar sustituto a la magistrada que se puso enferma nada más iniciarse la tramitación de la querella, y diligencia la de la sala de guardia o de vacaciones a la hora de dictar un auto en pleno mes de agosto, con el calor que ha hecho. Deberíamos alegrarnos, decíamos al principio, pero mucho nos tememos que todo sea un espejismo o unas ganas enormes de agradar. La alegría vendría dada si esa misma diligencia se demostrara en todos los expedientes judiciales que pululan por los tribunales de justicia de Canarias.