La bailaora María Pagés invita al público del Cuyás a reflexionar sobre la trascendencia con ‘Óyeme con los ojos’
Cuadrado y círculo; lo terrenal y lo divino. Un escenario de siete por siete (número místico, mágico y religioso por antonomasia) como representación de la separación de lo que se ve y lo que no se ve. Y volando sobre esa síntesis del mundo la bailaora María Pagés, que trae hasta el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria ‘Óyeme con los ojos’, un espectáculo de flamenco que se inspira en los poetas místicos de las dos orillas del Mediterráneo. Poemas de Sor Juana Inés de la Cruz, Fray Luis de León, Ibn Arabi, Rumi o Goytisolo pasando por Benedetti.
Música en directo; guitarra, chelo, violín, palmas y cante. Un alarde de mestizaje; como lo es el propio flamenco, esa cultura (porque limitarlo a la música sería no hacerle justicia) que bebe de las tradiciones musicales del norte y del sur. Un espectáculo que estará en el cartel del Cuyás este viernes y sábado (5 y 6 de octubre) en función única a las 20.30.
El primer solo en la carrera de la ‘bailaora de los brazos infinitos’ que está encantada de volver al Cuyás: “da gusto llegar a un sitio que se conoce y que se quiere”, dijo durante la presentación del espectáculo. El concepto parte de un poema de Sor Juana Inés de la Cruz: “Óyeme con los ojos,/ ya que están tan distantes los oídos,/ y de ausentes enojos/ en ecos de mi pluma mis gemidos; / y ya que a ti no llega mi voz ruda,/óyeme sordo, pues me quejo muda”. Un punto de partida que sirve para reflexionar, a través de los textos místicos, sobre “cosas sobre las que pensamos todos”.
“El lenguaje espiritual es común a todo el género humano: todos nos hacemos las mismas preguntas y aún en culturas totalmente alejadas las preguntas y los temas que nos planteamos son las mismas: el amor, la muerte, lo que nos espera más allá…” María Pagés aprovecha la profundidad de la poesía mística para convertir en movimiento estas inquietudes que nos son comunes más allá de las barreras que imponen la religión, el lenguaje o las formas de entender el mundo. “Ha sido una adaptación laboriosa”, confiesa. “Es difícil traducir textos de tanta profundidad”, asegura, pero el resultado supone “un repaso a la poesía mística” a través de religiosos cristianos, sufíes y laicos como Benedetti o Goytisolo.
Un formato diferente: una aventura
Es la primera vez que María Pagés se enfrenta al reto de hacer un solo. El público está acostumbrado a ver espectáculos de gran o mediano formato. “Después de ‘Yo Carmen’ queríamos hacer algo diferente en el que pudiera enfrentarme a mis propios límites”, señaló la bailaora. Y el resultado es este espectáculo en el que seis músicos crean el lienzo sobre el que Pagés convierte los versos místicos en movimiento. En arte puro.
Un montaje que “desde la mística nos permite profundizar en la idea de uno mismo y trascender”. 75 minutos llenos de simbolismo en el qué hasta la escenografía, tal como comentábamos con anterioridad, juega un papel fundamental pese a su minimalismo. “Un lugar sencillo en el que lo cuadrado se combina con lo redondo para hablar de lo celestial y lo terrenal. Un montaje escénico muy simple, pero simbólicamente muy potente”.
La clave
‘Óyeme con los ojos’ es un ejercicio de introspección personal. Una mirada al propio yo de la artista que usa los ropajes del misticismo para explorar los propios límites que impone la edad a una artista que se expresa a través de su cuerpo. Ojo; Pagés sigue siendo un portento; una de las cumbres del flamenco de las últimas décadas. Pero también es una mujer que “después de cumplir los 50” sabe que “hay ciertos límites” que impone el paso del tiempo. “Era una buena oportunidad para explorar mi nivel físico, creativo y personal”, confesó en su comparecencia en la Sala de Prensa del Teatro Cuyás. Y para ello nada mejor que este primer solo que le permite “dedicarme a mí misma sin estar pendiente de todo lo que sucede en el escenario”. Y las críticas coinciden en que ‘Óyeme con los ojos’ es un viaje de introspección sencillamente maravilloso. Un espectáculo que Pagés se regala a sí misma y, de paso, a todos nosotros. Una cita de altura.