Del Cabildo “no está para hacer yogures” a las políticas por la soberanía alimentaria en Gran Canaria

Explotación ganadera de Hilario Torres.

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

El Cabildo de Gran Canaria “no está para vender yogures”. Con esta célebre frase, el entonces presidente de la Corporación Insular, José Manuel Soria (2003-2007), defendió la privatización del Servicio Insular de Abastecimiento de Leche S.A. (Sialsa), cuya creación se remonta a mediados del siglo XX. Diez años después, desde que Antonio Morales (Nueva Canarias) ostenta la Presidencia, la administración ha dado un giro de 180 grados abogando por la soberanía alimentaria, apostando por “recuperar la filosofía de aquella Sialsa que desmanteló el Partido Popular con José Manuel Soria al frente para ponerla en manos del sector privado, que acabó destruyéndola”

La compañía pública sostenida por el Cabildo de Gran Canaria garantizaba la compra de la producción a los ganaderos isleños y los ciudadanos podían acceder a una oferta de productos lácteos baja la marca Sandra, que daba trabajo a casi un centenar de personas. Hace 14 años, Soria vendió el 95% de la central a Kalise-Menorquina por 12 millones de euros tras un concurso redactado a la medida de la entidad.

Años después, la Corporación perdió su participación y la compañía fue acumulando deuda, muriendo poco a poco. Tras un Expediente de Regulación de Empleo que liquidó prácticamente a la totalidad de la plantilla, la leche Sandra desapareció del mercado (aunque fue recuperada en 2018 por una empresa en el municipio grancanario de Agüimes). Y la empresa entró en concurso de acreedores. Nadie presentó ofertas para comprar Sialsa y en 2014 acabaron por subastarse sus pertenencias: 400 lotes que adquirieron compañías de varios continentes a precios de saldo.

El año pasado, Sialsa acabó por desaparecer después de que el Juzgado Mercantil número 1 de Las Palmas así lo acordara aprobando la rendición de cuentas de la administración concursal y obligando a cancelar su inscripción en el Registro Mercantil.

Cristóbal Moreno, pastor trashumante que lleva más de 25 años dedicándose a esta actividad, recuerda que, aunque él no comercializaba con Sialsa, la privatización de la entidad “le costó a muchos ganaderos su granja”, porque “dejó de ser rentable”. La leche que vendían se pagaba, “por ejemplo, a 100 pesetas, y después bajó a 40 pesetas”.

Sin embargo, no recuerda que los ganaderos protestaran cuando se llevó a cabo la privatización, ni durante los años posteriores. A Soria lo desplazaron de la presidencia del Cabildo en 2007 el PSOE y Nueva Canarias con una moción de censura y el entonces consejero de Agricultura, Demetrio Suárez (PSOE), afirma que cuando llegaron a la Corporación Insular “no tenían poder de decisión” sobre Sialsa.

Desde COAG, su presidente, Rafael Hernández, recuerda que a los ganaderos se les garantizó que tras la privatización todo seguiría igual, “pero no fue así”. Además, asegura que sí se produjeron protestas y trae a colación que llevaron una vaca a un instituto para mostrar a los alumnos cómo se ordeñaba y ese mismo día hicieron lo mismo con el animal en la puerta de la Corporación Insular para denunciar la situación que se estaba produciendo. “Pero fue una decisión política y no hubo nada que hacer”, afirma.

Hernández confirma que tras la medida de Soria “el sector ganadero retrocedió mucho”, porque Sialsa era una empresa “que permitía a todos los grancanarios comprar leche fresca y, además, tenía una marca, Sandra, identificada, querida y posicionada en el mercado con un fondo de comercio muy grande” que, incluso, patrocinaba equipos de fútbol o baloncesto, es decir, “iba más allá del sector”. También permitía “hacer política ganadera”, porque a través de la entidad pública “se modernizaban las explotaciones” y, aunque los ganaderos pagaban, “se prefinanciaba, se descontaba el precio de la leche” y recibían “un precio justo”.

Actualmente, Gran Canaria cuenta con 400 explotaciones ganaderas, con 12.000 cabezas de ganado bovino, 21.000 ovino y 50.000 caprino, según la Consejería de Soberanía Alimentaria de la Corporación Insular. Hace una década, existían 800 explotaciones ganaderas. “Ahora el sector está remontando un poco gracias, entre otras cosas, a algunas líneas dentro del POSEI [el programa comunitario de apoyo a las producciones agrarias]”, dice Hernández.

Moreno afirma que la actual Corporación Insular “está apostando por lo ganaderos”, porque, “por lo menos, se está moviendo” mediante la creación de escuelas de ganadería y pastoreo o financiado a los pastores para que su ganado mantenga el paisaje y limpie el monte con el fin de evitar incendios, aunque la burocracia ha retrasado esta línea de pago.

A pesar de que para lograr la soberanía alimentaria en Gran Canaria queda un largo camino por recorrer dada la alta dependencia de la importación de alimentos, el presidente de la Corporación Insular ha manifestado en reiteradas ocasiones la intención de encaminarse hacia esa utopía, fomentando el consumo de producto local o con el Plan de Revitalización Agrícola y Ganadero, que trata de aumentar la superficie que se puede cultivar en la Isla o subvenciona el alimento de los animales de pastoreo, entre otras acciones.

Volver a crear una Sialsa es algo “que sería bueno”, según afirma Hernández, pero para ello sería necesario “tener las instalaciones, la infraestructura, las maquinarias o la marca comercial” y se pregunta “¿quién se plantea esto hoy en día?”.

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