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Centenario de la luz eléctrica en Aridane

María Victoria Hernández

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En el año 1920, hace cien años, se “hizo la luz, eléctrica, en Aridane”. Dejábamos atrás el alumbrado de aceite y petróleo, los 13 faroles y al entrañable farolero, Baldomero, que los encendía y apagaba cada noche, el farol del caminante para ayuda y auxilio del transeúnte, el quinqué de sobremesa, la teja con lascas de tea y muchas más penurias. Entrábamos en la “modernidad”.

Con anterioridad, en 1908, hubo un intento de una empresa privada local, que no debió fructificar, no conocemos noticia posterior. El periódico El Insular el 26 de septiembre de 1908, publica lo siguien­te: “Luz Eléctrica. En breve tendrán alumbrado eléctrico la ciudad de Los Llanos y la Villa del Paso.

Nuestros estimados amigos don Leocadio Felipe y Felipe y Ezequiel Cuevas Pinto se proponen que para fines del corriente año funcionen las máquinas, estén hechas las instalaciones y la luz preste servicios en las citadas localidades.

Muy pronto recibirán el Sr. Felipe la maquinaria y demás objetos pedidos y el Sr. Cuevas en posesión de conocimientos técnicos de la materia procederá a la instalación de la dinamo y de sus accesorios.

También, aprovechando la fuerza motriz en las horas del día y últimas de la noche, se establece un magnífico molino harinero que vendrá a reportar muchos beneficios a aquella parte de la isla.

Felicitamos a los Sres. Felipe y Cuevas por sus fecundas iniciativas y al vecindario del Paso y Los Llanos por las ventajas que han de proporcionarles la instalación de la luz eléctrica y del molino harinero a vapor.“

Ignoramos si efectivamente las dos poblaciones del valle se beneficiaron de tal adelanto industrial, nos inclinamos que el intento fue negativo. El Ayuntamiento continuó con el alumbrado de faroles repartidos entre el casco y los barrios de Argual y Tazacorte y los vecinos con el quinqué y las palmatorias de velas.

La Luz Eléctrica de la compañía grancanaria Blandy y Cª

El 1 de abril de 1920, hace 100 años, se realizó, con toda la pompa posible una demostración pública de lo que era ese “invento” de la luz eléctrica. Nos podemos imaginar el asombro de los vecinos que veían por primera vez tales luminarias desprendiendo en la oscuridad de la noche claridad y luz.

Para tal destacada ocasión salió procesionalmente la Virgen de los Remedios, La Patrona, “haciendo un alto en La Placeta, en cuyo momento, bajo una lluvia de cohetes y fuegos artificiales, se enciende por vez primera la luz eléctrica en esta población”, según costa en el programa de La Patrona del año 1956.

Una vez visto el prodigio de la luz eléctrica, que recuerda aquello de Santo Tomás “si no lo veo, no lo creo”, comenzaron las gestiones por parte del Ayuntamiento para su instalación por parte de la compañía grancanaria Blandy y Cª. Unos meses después, el 23 de octubre de 1920, la corporación contrata con la compañía la instalación de 18 lámparas, de 50 bujías, 120 de 16 bujías y 10 de 6 bujías, que venían a hacer un total de 13º puntos de luz eléctrica. Sabemos que solicitaron a Alemania los báculos para instalar las luminarias, que llamaban “arcos voltaicos”.

El 29 de octubre de 1922 se inauguró oficialmente la luz eléctrica pública en los cascos urbanos de Los Llanos y los barrios de Argual y Tazacorte. El 30 de octubre la Corporación en sesión plenaria acordó “consignar en actas su satisfacción por haber sido inaugurado anoche en esta ciudad, Argual y Tazacorte el alumbrado eléctrico, acordando también dirigir afectuoso telegrama a los Señores Blandy y Cª en Las Palmas, por lo espléndido que resultó dicho alumbrado, felicitándolos por haber sido los que aquí lo implantaron y congratulándose la Corporación que haya resultado tan bueno”.

Al día siguiente la prensa publicaba que las calles estaban muy iluminadas “y sobre todo la de Pedro Poggio –hoy calle Real- que es por medio de lámparas colgantes de 200 bujías cada una”. En esos años todo acto, civil o religioso, contaba con “padrinos”, en este caso fueron Tomás de Sotomayor y Pinto y Blanca Jaubert Valdés esta última ofreció en su “casa-habitación”, en la calle Fernández Taño, un obsequió al público e invitados “pronunciándose en el acto patrióticos brindis, reinando el mayor entusiasmo”. La municipalidad a todo el vecindario los obsequió con “un lunch” en el Ayuntamiento.

Con anterioridad de contar con alumbrado público municipal, en calles y plazas, las viviendas y comercios fueron contratando este necesario servicio. Por ejemplo, el 5 de julio de 1921 el comerciante José Duque Guadalupe contrató con la compañía grancanaria el servicio para su casa y su comercio. El gasto mensual por la lámpara de 5 bujías, la más económica, era de 1.30 Pts. En el contrato se detallaba la instalación “Cada instalación se compondrá de los hilos y cables necesarios para conducir el fluido eléctrico desde su entrada en la casa hasta el los portalámparas que se suponen colocados en el centro de la habitación y a una distancia de dos metros del techo. Los cables serán de alma de cobre, recubiertos con cuatro capas aisladoras. Se compondrá además para cada luz, de portalámparas, racor de madera, roseta de techo, interruptor y aisladores, todo ello debidamente colocados”. Los portalámparas y lámparas, “serán precintados por los Señores Blandy y Compañía”. Los vecinos que contaban con luz eléctrica “desde la puesta del Sol hasta las doce de la noche durante los meses de octubre a abril, ambos inclusive y hasta la una de la madrugada durante los meses restantes del año”. El verano requería más horas de luz eléctrica.

Un cuarto de hora antes de la supresión del fluido eléctrico privado se avisaba a los abonados con un pequeño corte. Este aviso se convirtió en un “espanta visitas”. Se cuenta que en la vivienda del comerciante Tomás Demetrio Felipe y su esposa Dª Pepa una visita se alargaba más de lo esperado y los dueños mandaron, disimuladamente, que simulara el aviso de corte en la luz de la casa. El resultado fue el deseado y la visita se despidió de inmediato comentando “que tarde se nos ha hecho, son las 12 menos cuarto y se nos ha ido el tiempo volando, nos vamos no vamos a llegar a casa con luz…adiós…adiós”. Hasta aquí el recuerdo popular, lo que no sabemos la reacción de la “visita” cuando llegó a su casa y tenían luz, aunque nos lo podemos imaginar.

También cuentan la novedad que significó la llegada de luz eléctrica al por entonces barrio aridanense de Tazacorte. Ginés Pérez Pulido, nacido en 1916, nos relataba que las gentes al anochecer decían “Me voy, me voy, que quiero ver llegar la luz”. Grupos de vecinos de Tazacorte se iban reuniendo bajo las luminarias mirándolas fijamente y en el momento del encendido había gritos: “¡Mira…mira ya llegó!” al que sumaban vivas y aplausos. Eso duró meses hasta que los vecinos vieron normal cotidiano el encendido de la luz.

Pasaron los años y en 1928, ante el notario José María Hernández de las Casas, Blandy y Cª vendió la planta generadora, que el pueblo llamaba “la fábrica de la luz”, al empresario local Melquíades Pérez Díaz. Los tiempos fueron cambiando y llegó el momento que la maquinaria original quedó obsoleta. El nuevo empresario adquirió un motor generador de electricidad que había pertenecido a un submarino alemán de la llamada Gran Guerra (1918). Para su entrada en uso vino a Los Llanos de Aridane un especialista de nacionalidad alemana quien junto a Juan Cutillas de la Rosa, vivía en la “fabrica” con su familia, y Francisco Rodríguez Betancor –este último había venido desde Gran Canaria con Blandy y Cª y fue alcalde socialista asesinado en Fuencaliente- y otros, lo instalaron en la llamada al actualmente calle Viudas Blancas.

La empresa Central eléctrica del Valle de Aridane, propiedad de Pérez Díaz, continuó con trabajos eléctrico. El 20 de septiembre emite una factura al Ayuntamiento por “Instalación Alumbrado en la Acera Ancha” , que se conserva en el Archivo Municipal, trabajo que se realizó el 15 de junio de 1930 por los empleados “Franco Rodríguez” (pudiera tratarse de Francisco Rodríguez Betancor), Remedios León y Francisco Brito. Constaba de cuatro puntos de luz y un coste de 168,10 pesetas.

En el año 1933 se estableció en Jeduy la llamada Hidroeléctrica de Argual, dependiente del Jurado de Riego de los Heredamientos de Argual y Tazacorte, que abarató costes y mejoró precios al emplear energía hidráulica, mientras Melquíades Pérez empleaba combustible fósil.

Esto vino a suponer la paulatina desaparición de la primera central eléctrica de Los Llanos de Aridane y no falto de conflictos jurídicos y personales. En la competencia empresarial se entremezcló una encarnizada lucha social, económica y política entre los propietarios de una y otra empresa. Por un lado en la “planta” de Pérez Díaz figuraban como propietario y trabajadores personas con ideales republicanos liberales y en la Hidroeléctrica eran de ideas conservadoras. A falta de un más profundo estudio histórico apuntamos ser este hecho uno de los motivos que subyacen en el sufrimiento de represión y muerte de republicanos de Los Llanos de Aridane.

En 1997 por iniciativa de la Real Sociedad Aridane, entre los promotores se encontraba mi persona, se descubrió, en una antigua vivienda de La Placeta, una placa de mármol que recuerda la efeméride del establecimiento de la luz eléctrica pública en Aridane.

*María Victoria Hernández es cronista Oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (2002), miembro de la Academia Canaria de la Lengua (2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (2009)

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