Espacio de opinión de La Palma Ahora
Tierras de labor, el mejor negocio
Cualquier sistema, incluido el tinglado financiero, sin tierra que lo sustente, se viene abajo. Por tanto, el sector primario, es decir, la agricultura, la ganadería y la pesca, resulta básico para el desarrollo y el progreso. Sin alimentos no se puede avanzar. Ha tenido que llegar una crisis voraz, desatada por la especulación desmedida de los que manejan las corporaciones de la globalización bancaria, para que el campo empiece otra vez a ocupar en nuestras vidas el lugar que le corresponde y que nunca debió perder.
La socióloga, filósofa y economista holandesa Saskia Sassen (La Haya, 1949), conocida a nivel internacional por su obra La Ciudad Global (1991), a la que este miércoles se le ha concedido el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, en una entrevista publicada por el diario El País, dijo: “Hay que alimentar una economía rural a base de relocalizar la producción. Es necesario recuperar la capacidad de hacer nuestras propias economías ya que es una posibilidad. Hay mucha gente cualificada que se ha quedado sin empleo, que necesita dinero y que puede hacer más. No es ninguna locura pensar en que puedan cambiar su vida desplazándose al campo y tratando de generar su propia economía. La situación es crítica en muchas partes de España y hay mucha tierra fértil, hay que aprovecharla”. “Ahora”, añadió, “las grandes financieras son las grandes compradoras de hectáreas de tierras. Estados Unidos, China y Ucrania son pioneros en esto y el resto de los bancos comenzarán seguro a especular sobre tierras ya que son el mejor recurso”.
La Palma, afortunadamente, tiene agua y parcelas de labor. Más huertas que cemento. Más sembrados que asfalto. O sea, cuenta con los recursos esenciales para hacer frente a una recesión que está socavando los principios de la sociedad. En definitiva, dispone de los medios precisos para reinventar una economía donde las personas sean más importantes que los bancos. Porque, aunque nos hayan querido vender otra cosa, los huevos más valiosos, realmente, no son los de oro, son los que ponen las gallinas en los corrales.
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