El eurodiputado Vicent Marzà (Compromís), sobre la Izquierda: “Si no lo hacemos en común, no lo haremos nunca”

Gara Santana

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Docente de oficio y por vocación, Vicent Marzà explica minuciosamente las ideas que ha madurado en su cabeza y las lanza como si fueran dardos con una única oportunidad de dar en la diana. Fiel defensor de la escuela pública, a juzgar por las políticas emprendidas mientras fue consejero de Educación, Investigación, Cultura y Deportes de la Generalitat Valenciana y en estos días que ha pasado en Canarias, advierte que los pueblos canario y el País Valenciá tienen más en común de lo que se podría pensar, y explica cuánto se puede hacer desde Europa por el día a día de cualquier persona en materias de vivienda, igualdad, estado del bienestar y paz social.

Marzá, integrado en la plataforma electoral con Sumar Canarias y Nueva Canarias han mantenido dos jornadas de trabajo para definir una agenda de la defensa de los intereses del Archipiélago en Bruselas y cooperar para frenar a la extrema derecha.

Se han discutido asuntos como el reconocimiento jurídico de Canarias como Región Ultraperiférica (RUP) y un encuentro con las asociaciones agrícolas y con los juristas en defensa de los derechos del pueblo saharaui.

Empezando de lo general para ir a lo más específico, de lo urgente a lo importante. ¿Qué puede hacer la izquierda desde Europa en tiempos de guerra?

Creo que precisamente allá tenemos el espacio y la capacidad de poder llegar a acuerdos mucho más transversales para empezar de una vez por todas a volver a reactivar un ciclo de avances y no de estar a la defensiva desde la Izquierda.Es muy difícil estar siempre jugando con los marcos de la derecha y siempre ir perdiendo batallas precisamente porque no estás jugando donde tú deberías estar jugando para ganar espacios para la mayoría social, la mayoría trabajadora. Entonces precisamente allá que estamos representados las izquierdas de toda Europa, cada uno en su representación, creo que es un buen espacio para demostrar varias cosas que están en juego, pero para construir esos marcos, esos espacios ideológicos para que podamos avanzar, así de forma genérica.

Y, por ir a lo concreto, ¿cómo se puede trasladar esa idea a la ciudadanía?

Tenemos que hacer autocrítica, saber que muchas cosas que se han hecho hasta ahora y que nos han dividido no tiene ningún sentido, que tenemos que aglutinar esfuerzos y marcar los objetivos estratégicos para empezar a ganar batallas otra vez en este ciclo que viene. Esto pasa, por ejemplo, por las políticas concretas que algunos hemos desarrollado desde gobiernos y que otros están ahora experimentando en otros espacios europeos que van a transformar el sistema y no sólo a maquillarlo, que van al fondo de las cuestiones que generan desigualdad, desocupación y una desafección de la política que hace que la extrema derecha populista pueda crecer más. Debemos construir ese espacio de creación de soluciones para una mayoría trabajadora que sólo se puede hacer desde la coordinación de las izquierdas y de la cooperación entre nosotros. Y a eso es lo que nos estamos dedicando también a largo plazo.

A largo plazo, pero un poco a contrarreloj por el auge y la conquista de espacios por parte de la extrema derecha o la cesión de ellos como hemos visto en Francia recientemente. A usted, que es educador, ¿cómo se puede hacer a contrarreloj esa pedagogía contra la máquinas del fango, desinformación o Lawfare?

Lo sufrimos y caemos siempre, por acción o por omisión.Muchas veces nosotros lo hemos sufrido en nuestras propias pieles y como otros compañeros y compañeras que hemos sufrido estos ataques de la estrategia totalmente organizada de la extrema derecha. Primero que nada, hay que encontrar ese espacio donde todos podamos estar y construir conjuntamente. En segundo lugar, que nuestros discursos tienen que ir mucho más dirigidos a las necesidades reales del conjunto de la ciudadanía y trabajar y dar soluciones y dar, por lo tanto, discursos y acciones a lo que realmente necesita la gente.Por ejemplo, no nos podemos quedar y contentar con maquillar el sistema en cuestión como por ejemplo de derechos básicos como el derecho a la vivienda. Uno no se puede quedar de brazos cruzados cuando la vivienda se está convirtiendo en un auténtico lujo que lo único que sirve es para seguir oprimiendo cada día más a las clases trabajadoras. Pues eso, por ejemplo, tiene que ser un eje transversal de trabajo que dé soluciones de vivienda.Las hemos dado en algunos sitios con cosas concretas como compra de viviendas a precios bajísimos, quitando del medio a los fondos buitre, regulando y haciendo límites a la vivienda porque es un bien esencial, no un bien de mercado y eso se tiene que explicar así de claro y se tiene que actuar en consecuencia, o avanzando también en una directiva europea que garantice el derecho a la vivienda. Esas son cosas concretas de uno de los ejes que pensamos que es claro y que se tiene que dar solución ya y que no se da la solución si no es desde una cooperación entre las izquierdas porque los compañeros y compañeras del Partido Socialista han venido a maquillar el sistema. Nada cambiará mientras estén fuerzas como el PSOE liderando el espacio de la izquierda y por eso tenemos que ir al fondo de las cuestiones. Hay que mirar, y creo que eso es una clave importantísima, del rearme de la extrema derecha y de la desafección de mucha gente, el que tantísima gente esté trabajando y aún trabajando no llega a final de mes. Hay que hacer la batalla del tiempo, que proponer sí o sí las condiciones laborales por el aumento de los sueldos y por la reducción de la jornada laboral. Estos son discursos que a veces hemos abandonado desde la izquierda, hemos dejado de ir al ataque y tenemos que volver ahí porque es ahí donde vamos a buscar soluciones para que la gente vuelva a confiar de forma más masiva en proyectos transformadores y de izquierdas porque es en esos avances donde podemos de verdad ganar mucho más espacio.

Canarias y País Valenciá comparten un serio problema con el aumento del precio de la vivienda y la especulación. ¿Qué se puede hacer desde Europa por quienes sufren las consecuencias de esto en su día a día, mes a mes?

Pues tantas cosas como que el 80% de las leyes que se tramitan en el Congreso de los Diputados son a consecuencia de tramitaciones previas del Parlamento Europeo, de decisiones europeas. Ocho de cada vienen traspuestas o directamente influenciadas por las decisiones que se toman en Europa. Eso es lo que nos jugamos allá.Creo que es bastante gráfico pero es que en este caso, por ejemplo ,necesitamos sí o sí que lo que nos está afectando a la especulación de nuestro territorio, al acceso a la vivienda, los grandes fondos buitre no cotizan aquí, no pagan sus impuestos aquí. Si no lo hacemos en el marco europeo, no les podremos dar solución ni frenarlos. Por lo tanto, hay que hacer, por ejemplo, una directiva europea de la vivienda y un impuesto europeo colegiado para el conjunto de Europa para estas grandes empresas que operan en el conjunto de Europa y que se escapan al marco tanto nacional, valenciano, como canario como al estatal del conjunto de España. Ahí es donde podremos dar solución a las batallas por la justicia social que nacen desde abajo. Hay que combinar, hay que estar en el activismo del día a día de cada uno de nuestros pueblos, ciudades y barrios, y hay que estar en las instituciones donde podemos poner el freno y empezar a cambiar el rumbo de aquellas políticas que nos están afectando en el día a día. Uno va a comprar en el supermercado y ve que entra un tipo de producto de fuera que aquí ya se produce.¿Cómo puede ser que nos esté entrando banana cuando aquí estamos produciendo plátano? ¿Cómo puede ser que nos entre naranja de Sudáfrica mientras producimos naranja en el país valenciano? Pues esos acuerdos se hacen en Europa y esos acuerdos son los que pueden proteger a las industrias locales y a los trabajadores de aquí y también a los productores de otros países con un modelo que no sea neocolonial, que explote también a los terceros países, que es la actual, o dar la vuelta para que esos acuerdos sean acuerdos de cooperación, sean acuerdos buenos para los países de origen, en este caso terceros países, y buenos para los trabajadores de aquí. Por ejemplo, planteamos una ley de cadena corta que implique que aquello que se produce aquí se consuma aquí preferentemente y que sólo lleguemos al importar desde fuera productos o bien que no se producen aquí o que no se producen suficientemente para mejorar las condiciones de trabajo, para cuidar el medio ambiente, evitamos todo el transporte y la contaminación que hay externa, y trabajamos para una mejor solidaridad también alimentaria y energética de nuestros pueblos. 

Eso en el día a día, en lo cotidiano. Luego en el imaginario de lo que la gente espera de Europa, que convive ahora con niños que llegan en patera, o con lo que está sucediendo en Palestina, parece que hay una generación que esperaba más de lo que se puede decidir Bruselas...

Es que Europa o vuelve a sus orígenes y sus valores fundamentales que la crearon, que en teoría era un espacio de paz y de derechos humanos, o no tiene sentido. Europa no puede ser un mero espacio económico en el que las grandes multinacionales se mueven libremente mientras a las personas no se les respeta sus derechos y para eso vamos también, porque nosotros no podemos contribuir en una Europa que no dice claramente que en Palestina se está cometiendo un genocidio, que se tiene que parar ya y que no puede continuar con la complicidad y la colaboración de los estados europeos. No estamos ni vamos a estar nunca en una Europa que da la espalda a niños que tienen que huir de las guerras y de situaciones infames y que luego no se les da aquí una acogida como cualquier ser humano merece y yo  creo que precisamente ahí estamos en la encrucijada; creo que Europa tiene un momento clave para volver a la necesidad de existir como tal y para lo que nació, o simplemente ahondar en convertirse en un espacio de mercado del que los pueblos estemos totalmente lejos y el conjunto de las mayorías trabajadoras no se sientan representadas y eso junto a otras cosas el caldo de cultivo de la extrema derecha. Europa tiene que ser un actor de verdad de derechos humanos y de paz en el mundo y para eso tiene que desligarse de forma contundente de hacer seguidismo de las posiciones belicistas que hasta ahora ha hecho.

Por último, hoy estamos aquí en la sede de Nueva Canarias, ¿qué objetivo han trazado juntos y por qué ven que es posible hacerlo en común? 

Si no lo hacemos en común no lo haremos nunca y creo que las izquierdas transformadoras tenemos un aprendizaje de cuando lo hemos hecho cooperando y cuando no. Cuando cooperamos entre iguales, entre compañeros y compañeras, avanzamos, cuando no lo hacemos no y por lo tanto yo estoy encantado de poder representar la voz de los canarios y canarias que quieren ser conscientemente canarios y de izquierdas y transformadores y llevar su voz y sus reivindicaciones al parlamento europeo y hacerlo como un valenciano más con base internacionalista, que lo que quiere es ayudar al conjunto de pueblos de Europa, seguir avanzando y con ello también a los del mundo.Por lo tanto, es la cooperación natural y la que debería haber entre cualquier fuerza de izquierdas y la que tenemos que promover. ¿Para construir un mundo mejor? Claro que sí, sin ningún tipo de dudas, pero también para recuperar los gobiernos tanto en Canarias como en el país valenciano en el 2027 porque necesitamos sí o sí echar del Gobierno a la Derecha y a las extremas derechas como por ejemplo aquí en Canarias que, tengan un nombre u otro, dejan tirados a los niños por intereses partidistas, que se apartan del pacto migratorio que hubo en Canarias y que lo único que hacen es hacerse una foto mientras lo de los niños no tienen solución. Esto es intolerable y eso es lo que venimos a hacer con los compañeros de Nueva Canarias a representar la voz de Canarias y evidentemente a construir un espacio alternativo de izquierdas que coopere y que sea capaz de liderar el espacio que necesitamos todas y todos.