Senderismo y yoga en la naturaleza

Sara Fanelli, una de las responsables de In Out Canarias.

Eva González

Las Palmas de Gran Canaria —

Generar actividad económica de un modo equilibrado es un reto al que no todos se apuntan. Pero a las caminatas sí.

Las grandes empresas, monstruos generadores de dinero y acumuladores de capital económico han proliferado en los últimos años. Nadie niega su capacidad de dar trabajo a millones de personas, pero ¿a qué precio?, ¿a cambio de cuántas horas de trabajo durante toda una vida? ¿Realmente podemos considerar beneficiosas a la mayoría de estas empresas? ¿Han repercutido de forma positiva en nuestra sociedad? Quién sabe si dejarán de desempeñar un papel predominante en un futuro, no es fácil plantear un nuevo modelo laboral o empresarial, lo que si podemos observar es que, a pesar del difícil panorama que se les presenta a los que no encajan en ese engranaje, la gente no se rinde. Aquí una muestra, un paso, una ventana hacia la posibilidad de generar múltiples beneficios disfrutando y haciendo lo que les gusta. El “es lo que hay” va dando paso a otras alternativas que ocupan también su espacio. Cuesta, pero algunos lo consiguen. El objetivo principal de estas empresas no es acumular dinero ni centrarse en la productividad, tampoco es su deseo echarse horas de trabajo a la espalda, para ellos cuentan los intangibles, no siempre valorados en la cultura de nuestros días. In Out Canarias nos guía por rutas y senderos donde brotan a nuestro paso recursos que nos ayudan a disfrutar del territorio sin esquilmarlo, a valorar la belleza y la riqueza disponible y al alcance de todos. Una actividad, natural, viable, saludable y también económica.

Todo surgió de un juego entre dos personas que se encontraron trabajando de camareros en un bar y sobreviviendo a la crisis laboral. Así lo explica una de las responsables del proyecto, Sara Fanelli. Un día José invita a Sara a patear por la isla y ella acepta. Los dos, amantes de la naturaleza convocan a unas 30 personas para compartir sus aficiones favoritas, senderismo la de José y yoga la de Sara. A pesar de la lluvia bajo la que patearon ese primer día, descubrieron que tenían entre manos una empresa que sacar adelante.

Desde entonces organizan pateos con una periodicidad entre semanal o quincenal y cuentan con una amplia lista de seguidores, entre ellos, nos hemos colado hoy para ver de primera mano cómo es un día con In Out Canarias.

Entre los asistentes a esta actividad, cuentan hoy con Feliciano Tavío Álvarez, profesor de Geografía en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). En total somos un grupo de unas 25 personas, salimos de la capital y viajamos en una guagua hasta el mirador Degollada de Las Palomas, en el municipio de Tejeda. Desde aquí emprendemos la caminata.

Matorral de cumbre, salvia, escobones, codesos…estamos a casi 1400 metros de altura, al mismo nivel que las nubes más bajas. Subiendo por la Degollada de Las Palomas, comenzamos el recorrido que nos llevará desde el municipio de Tejeda al de Artenara, ambos localizados en la misma cumbre de la isla de Gran Canaria. Feliciano nos avisa, “aún llegaremos más alto, alcanzaremos una cota de 1700 metros de altura, y veremos algunos sitios singulares como la Cruz de Los Moriscos, las Cuevas del Caballero o Cuevas de Los Candiles”.

Feliciano nos relata curiosidades como la de los topónimos de las zonas por las que transitamos o que nos quedan al alcance de la vista, “los hoy llamados Riscos de Chapín, han sido conocidos por variedad de nombres anteriormente, en un principio fueron los Riscos de Tía Pino, de ahí derivó al nombre de ”Chapino“ hasta quedar en ”Riscos de Chapín“.

Gran parte del paisaje que divisamos lo ocupa el barranco más grande de la isla conocido como La Caldera de Tejeda, también encontramos a la vista durante el recorrido El Roque Bentayga o Risco Quío, otro topónimo que, según afirma Feliciano, viene de Risco Caído. Feliciano sabe que los pinos que vemos no son típicos de la zona, “fueron plantados entre el año 1973 y 1980, recuerdo cuando los plantaron y los traían en vasos de yogures. Fue un proyecto de repoblación que llevó adelante el ICONA”.

Llegamos a la Cruz de los Moriscos que data de 1913, aunque el cabezón, la parte superior, fue renovada en el año 2013, cuando cumplió 100 años.

Aquí, donde se ubica la Cruz convergen cinco municipios de la isla, si damos vueltas alrededor de ella pisamos los términos de Valleseco, Artenara, Tejeda, Moya y Gáldar. Además era un lugar de descanso, nos explica Feliciano, “antiguamente los muertos eran transportados por los caminos reales en parihuela, se colocaba una cruz en los lugares de descanso en donde se paraba a coger resuello y se hacía una oración. Otra de las condiciones a tener en cuenta para situar las cruces era ubicarlas en el lugar desde el cual se veía la Iglesia del siguiente pueblo”.

Muchos de los topónimos de la zona hacen referencia a los moriscos, gentes del norte de África que se destinaban a portear, cargar y trabajar con el ganado. “Tenemos muchos nombres que hacen referencia a este grupo humano que habitó en nuestras tierras, El Chorro del Mulato, el Barranco del Negro”.

Carlos Molina, ingeniero madrileño, se apuntó a la caminata gracias a una compañera de trabajo, se confiesa maravillado de los paisajes. “Nunca había visto unas barrancos como estos. Imaginaba caminos más de cañada, menos agrestes, las temperaturas son agradables, y los paisajes sin querer compararlos con otros, son nuevos para mí, peculiares, pintorescos, propios de un sitio aislado”.

María Jesús García dice que la ruta es espectacular. “Es difícil encontrar paisajes más bonitos que estos. Durante todo el recorrido estamos viendo el Roque Nublo, el Bentayga, el mar de nubes, los pinares y la vegetación propia de la zona. En pocos sitios puedes encontrar tantos estímulos positivos, el aire, las vistas, el olor, la naturaleza y la compañía de los asistentes con quien compartimos buenos ratos”.

José Francisco Santiago, responsable y promotor de la caminata hace un alto y señala el lugar donde paramos a descansar, aprovecho para charlar un rato con él.

“El pateo de hoy es de nivel suave, y como siempre, si las condiciones climatológicas lo permiten incorporaremos la clase de Yoga”. Nos habla de la filosofía de esta joven empresa. “Nos interesa que la gente conozca lugares, paisajes, difundir el respeto a la naturaleza. Integrarnos con el público local, bien sea en la isla, como cuando organizamos pateos fuera de ella. Al igual que hoy nos guía y nos aporta conocimientos de la zona Feliciano, intentamos visitar cada país y lugar de la mano de un conocedor de lugar”. Y es que In Out Canarias tiene programadas varias escapadas no sólo fuera de la isla, sino del archipiélago. La Caldera de Taburiente en La Palma, el Toubkal en Marruecos, el Kilimanjaro en Tanzania y la isla de Menorca serán los próximos escenarios en los que intervendrá In Out Canarias.

Terminamos el descanso y retomamos la caminata; ahora es Sara, la otra responsable de In Out Canarias quien, mientras avanzamos habla de los beneficios del yoga en un entorno natural. “El yoga permite crear un espacio de silencio, respirar y tocar la naturaleza con todos los sentidos. Socializar con otras personas y disfrutar con plena conciencia cambia y enriquece el paisaje del que mira”. Sara es italiana y ha viajado por varios países y asegura que para ella esta isla tiene una energía especial. “Primero viví en Lanzarote, luego vine a Gran Canaria. Cuando llegué empecé a practicar yoga y meditación y me di cuenta que estaba en medio del océano, en un verdadero continente en miniatura, en cada rincón hay un paisaje diferente. He estado en Australia, y en Gran Canaria hay lo mismo pero concentrado en un puntito pequeño comparado con la extensión de Australia. Es alucinante, tenemos todo en nada”. Nos cuenta de dónde salió el nombre In Out Canarias. “El nombre salió del deseo de querer hacer un trabajo tanto dentro como fuera. Me refiero a la persona y al territorio. No sólo ejercitar el cuerpo físico sino estar en contacto con nuestras emociones y sensaciones. No sólo patear el archipiélago sino poder visitar otras partes de la geografía terrestre. En tres años los grupos que participan de nuestras actividades han crecido considerablemente y pretendemos seguir creciendo”.

La filosofía de Sara pretende ir algo más allá de pasear y hacer yoga en la naturaleza. “Queremos sumarnos a la corriente de personas que están sintiendo la necesidad de un cambio y hacerlo posible. Se puede observar como cada vez más gente deja de correr detrás de lo material y comienzan trabajos interiores de cualquier tipo, puede llamarse yoga, reiki, bioenergética, terapias holísticas…Todas forman parte de una información que se originó en Oriente y se va derramando de un modo imparable por el planeta. Somos mucho más que el cuerpo material, aunque nos sirva como ahora un micrófono, que nos permite divulgar la información y está genial, pero hay mucho más y somos mucho más que este cuerpo físico que se conoce ahora”.

Sara se alegra de haber caído en la cuenta de que vivimos desnaturalizados y pretende recuperar ese contacto con la naturaleza que para ella es imprescindible. “Nos han puesto zapatos para caminar y vivimos en una caja. Recuerda cómo lo expresó un africano en un programa de la televisión. Llegó al aeropuerto, lo metieron en un coche, llegaron a la casa, entró en el ascensor, llegó a la vivienda y dijo: No entiendo cómo viven ustedes, viven en una caja. Pues eso es lo que intenta hacer In out Canarias, intenta que salgamos de la caja”.

No se considera creyente y reconoce no saber qué habrá más allá, pero sí tiene claro un deseo, “me interesa dejar esta vida con una sonrisa, sabiendo que hemos hecho algo bueno por la humanidad y la tierra”.

Dejamos la conversación para empezar la clase de yoga con la que finalizaremos la jornada de hoy con In Out Canarias. Si quieres avanzar por estos caminos en compañía, no lo dudes y ponte en contacto con ellos. Hay mil formas de hacer las cosas, y mil maneras de buscarse la vida, por suerte, paraísos hay muchos, aunque en estos días sólo se hable de uno.

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