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'Se busca secretaria con disponibilidad sexual'

Gender_Gap

Macame Mesa

Las Palmas de Gran Canaria —

Un conocido portal de empleo se hacía eco en verano de una oferta en la que se buscaba a una secretaria con buen cuerpo para que trabajara en ropa interior en el barrio capitalino de Siete Palmas. Como requisito indispensable, se solicitaba a la aspirante que estuviera dispuesta a mantener relaciones sexuales con su superior, según recuerda la especialista en políticas de igualdad y empleo, exsecretaria del área de la mujer de Comisiones Obreras (CCOO) en Canarias e integrante de la Red Feminista de Gran Canaria, Esther Rivero.

Ese no es el único ejemplo que demuestra la discriminación de género que sigue existiendo en Canarias. De hecho, Rivero señala la sentencia del Tribunal Supremo que condenó el pasado año al Hotel Maspalomas Princess de Gran Canaria a pagar una multa por abonar un plus superior en los departamentos donde había una mayoría de hombres, infravalorando de esta forma a las camareras de piso.

Si bien es cierto que en los convenios colectivos vienen estipuladas las remuneraciones, existe un margen de actuación en los complementos salariales que, según explica Rivero, el empresariado pone a discreción, es decir, “cómo y a quién le interesa”.

Según los datos del Foro Económico Mundial, que mide el índice igualdad de género, en los últimos tres años y medio España ha retrocedido 17 puestos y en 2014 ocupó la posición 29, afirma la directora del Instituto Canario de Igualdad, Elena Máñez. Los resultados españoles empeoran si se mira el indicador específico de empleo, ya que el país se sitúa como el 87 de un total de 142 países.

La brecha salarial en Canarias se incrementa en la actualidad hasta un 17%, cifra que se sitúa por debajo de la media estatal. Tanto Máñez como Rivero achacan el mejor resultado del Archipiélago en comparación con el dato nacional, a que los salarios son más bajos en las Islas, lo que deriva a su vez en un incremento de la pobreza de las mujeres, que se ven obligadas a interrumpir su vida laboral con mayor frecuencia y cuentan con prestaciones más bajas. “Al final siguen siendo más pobres”, apostillan.

Hecho que corrobora la Red Feminista de Gran Canaria, que señala que el 71% de las personas que solicitan la Prestación Canaria de Inserción (PCI) son mujeres de entre 35 y 44 años en desempleo, sin estudios o con tan solo con la Primaria terminada. Cabe destacar que la mayoría de los trabajos temporales los realiza el sector femenino, y que el 20% de dichos empleados están bajo el umbral de la pobreza.

La secretaria de la Asociación Adassa Mujeres Brillantes -cuyo fin es promover la participación y presencia de este sector de la población en la vida política, social, cultural y laboral del Archipiélago -  Inmaculada Ponce, se muestra tajante al manifestar que “la pobreza se escribe en femenino”.

Según la presidenta del colectivo, Lourdes Ruano, la situación se agrava con la crisis económica. De hecho Isabel Guerra, integrante de la Asociación, asegura que existen ancianas que están viviendo con 360 euros al mes gracias a una pensión de viudedad con la que abordan la “pobreza casi extrema”.

Tanto Ruano como Ponce advierten que, lejos de avanzar, Canarias se encuentra en un momento de involución en la asignatura de la Igualdad y denuncian que para muchos empresarios la situación actual “ha sido una exquisitez, porque se aprovechan cambiándote los horarios cuando les da la gana, diciéndote que este mes cobras 100 euros menos y si no te interesa…”.

Unas situaciones que, según explica Ruano, se suelen dar en mayor medida en los servicios de limpieza de hostelería y de hogar y de forma secundaria en los trabajos sociales.

Teniendo en cuenta que las mujeres ya partían de una situación de desventaja en el ámbito laboral y pese al trabajo en materia de igualdad que se ha hecho durante los últimos años, Rivero afirma que la crisis económica y la reforma laboral “han hecho mucho daño al empleo de las mujeres, porque ya de por sí era mucho más precario”.

Este escenario ha derivado en que muchas de las ofertas de trabajo dirigidas a este sector de la población sean a tiempo parcial “no porque lo quieran, sino porque directamente se les ofrece”. Los prejuicios siguen estando presentes entre muchas empresas que mantienen una visión patriarcal y visualizan el empleo femenino como un mero accesorio que siempre viene bien, pero no es necesario, explica Rivero.

Dichos prejuicios siguen siendo los mismos que los de hace décadas, es decir, el miedo a que una trabajadora se quede embarazada y a que falte más su puesto, porque generalmente se asume que son ellas las que tienen que responsabilizarse de las cargas familiares.  En Canarias prima un trabajo de servicios en el ámbito turístico “muy feminizado, poco valorado y por lo tanto peor remunerado”.

Para Guerra, la desventaja a la hora de acceder al mercado laboral queda clara cuando se tiene en cuenta que el 60% de las estudiantes que concluyen la Universidad están encontrando más problemas que sus compañeros a la hora de conseguir trabajo.

Una ley que protege

Rivero dice que la ley funciona y muchas de las denuncias interpuestas concluyen favorablemente. La mayor parte de las presentadas en el ámbito laboral son por acoso sexual o por razón de sexo – que solo se increpe a las empleadas y no a la parte masculina de la plantilla – despidos por embarazo, reducciones de jornada, discriminación salarial o por ofertas de empleo sexistas, entre otros aspectos.

Muchas de las denuncias no llegan al ámbito jurídico, porque las empresas están obligadas a contar con una serie de herramientas para solucionar este tipo de conflictos internos. El problema surge a partir del desconocimiento de las afectadas de que están siendo víctimas de un acoso, “lo aceptan porque es su jefe el que lo hace y tienen miedo de perder su trabajo”.

Por su parte, Máñez hace hincapié en la necesidad de poner en marcha una ley de igualdad salarial para poder tomar medidas aplicables en todo el territorio nacional, “porque sino, corremos el riesgo de que esta brecha, que se ha ido incrementando, siga esta tendencia y vaya a más”.

Los ‘clichés’ permanentes

Además de la discriminación salarial, existen en Canarias una serie de ‘clichés’ que se siguen aplicando en la actualidad y se centran en el aspecto. Como es el caso de un Hospital privado de Tenerife que obligaba a sus empleadas a llevar cofia y falda, o el de determinados establecimientos hoteleros del sur, cuyas camareras de piso llevan años exigiendo que se les deje usar pantalones por comodidad. “Pero quien elige, no tiene eso en cuenta”, añade Rivero.

La integrante de la Red Feminista considera que para que la situación cambie es necesario dotar con suficiente presupuesto a las políticas de igualdad, que han sufrido una merma de fondos del 24% en los cuatro últimos años. Además, apuesta porque los Institutos del área puedan influir en sectores como el Empleo o la Educación. También urge la ampliación de la baja por paternidad de los hombres a un mes, en vez de los 13 días actuales. Una aprobación que lleva cinco años de retraso.

La directora reconoce las limitaciones del Instituto Canario de Igualdad debido a la falta de presupuesto procedente del Gobierno central, pero asegura haber mantenido las actuaciones en lo que define como las ‘líneas rojas’, en las que enmarca los recursos destinados a garantizar la atención a las víctimas de la violencia machista, área a la que destinan 4,8 millones de euros, mientras que los cabildos abonan 4,1 millones.

Adassa: agencia de colocación

La Asociación Adassa pretende crear en un futuro una agencia de colocación de trabajo para facilitar la inserción de la mujer en el mercado laboral. “Hemos pedido un local, estamos pendientes de que nos lo conceda el Ayuntamiento o cualquier otra entidad, nosotros no nos casamos con nadie”, ironiza Ruano.

Guerra explica que muchas solicitantes están perdidas a la hora de buscar un empleo y “de lo que se trata es de hacer vínculos entre las empresas y las desempleadas”.

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