La discriminación social, laboral y afectiva hacia las personas gordas por el hecho de existir: “Te dicen que tu cuerpo no es válido”

Fotograma de un perchero en una tienda de moda en Canarias.

Jennifer Jiménez

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“Esta sociedad desde muy chiquitita me dijo que yo debía sentir vergüenza de mi cuerpo, de mi peso y de ser quien soy”, explica Magda Piñeyro, activista, cofundadora de la plataforma Stop Gordofobia y autora de la guía del Instituto Canario de Igualdad para identificar este tipo de violencia, odio, rechazo y discriminación que se da hacia las personas gordas por el hecho de serlo. Esta forma de discriminación está basada en los prejuicios respecto a los hábitos y salud y tiende a dibujar a estas personas como “torpes”, “dejadas”, “personas que no ligan…” una imagen que se perpetúa en el cine y en los medios de comunicación. Patricia Palenzuela, psicóloga sanitaria especializada en psiconutrición, señala que “la gordofobia mata”, ya que cuando “toda tu vida te dicen que tu cuerpo no es válido y tú empiezas a intentar arreglarlo”. 

Ambas han abordado esta realidad en el programa de RTVC Informe Trópico, que ha reanudado su temporada este domingo con un capítulo especial sobre gordofobia. Mogares Dôyan, artista e impulsor del Orgullo XXL; feria contra la violencia estética y la gordofobia que se celebra en el municipio tinerfeño de El Sauzal, apunta que se trata de un concepto muy nuevo del que hay muy poca información en la sociedad, donde la gordofobia está muy interiorizada. Esto hace que las personas gordas sufren todo tipo de prejuicios y discriminaciones, también en el ámbito laboral, económico, social, afectivo sexual por el mero hecho de existir. Piñeyro puntualiza que esta discriminación se produce desde la propia familia y que muchas veces se disfraza bajo la esxcusa de la salud. “Te lo digo por tu salud”, cuando realmente lo que se produce es un “rechazo” para la vista de esas personas. 

En una sociedad gordófoba como la que vivimos es posible encontrar diversos ejemplos en las series más populares. Por ejemplo, con el personaje de Mónica de Friends; que es proyectada como una mujer con todo bajo control, muy organizada y ordenada cuando es delgada y se perfila una imagen de ella como una vida desastrosa cuando en su adolescencia es una persona gorda. Además, Mogares Dôyan, y Piñeyro explican que la delgadez se dibuja como “la venganza” de los gordos y no es hasta que Mónica adelgaza cuando enamora a Chandler.  Este es solo un ejemplo de cómo se produce ese rechazo a las personas gordas desde la gran pantalla, donde además se promete la delgadez como la felicidad. 

La periodista y activista Cristina Maelo también recuerda en el programa el Mito de la Belleza de Naomi Wolf, donde habla de que “la obsesión con la belleza no es para ser bellas sino obedientes”. Esa violencia estética se fomenta además desde la infancia y la adolescencia en los centros educativos a través del bullying. También en los puestos de trabajo y en la consulta médica. Los y las participantes en el programa explican que por diversos motivos; desde un dolor de rodilla a una gripe salen de la consulta con una dieta y explican algunas frases dolorosas que han escuchado en la consulta como: “Ten cuidado, no me vayas a romper la camilla”. Magda Piñeyro apunta que se suele hablar de pesocentrismo, en la medida que está entendida la salud “a través del peso nada más, no como un todo y todas las dolencias y la responsabilidad a las dolencias”, aclara. 

¿Qué es estar saludable, qué es un cuerpo saludable? Pregunta la psicóloga Patricia Palenzuela, a lo que responde que es un cuerpo que se toma las medicinas si te las tienes que tomar, incorporas fruta y verdura, tienes una buena relación con el movimiento, buena gestión de las emociones y calidad del sueño independientemente del peso. “Si lo tienes equilibrado eres una persona sana o saludable”, resume. Sheila Mulero, psicóloga y fundadora de Kokoro psiconutrición, destaca que un cuerpo delgado también puede estar insano. “Asumimos que una persona gorda come mas o se mueve menos y hay muchos factores”, resume. También pone como ejemplo todas esas revistas dirigidas a las mujeres que incluyen dietas milagrosas en sus portadas. 

Paradójicamente se insiste a las personas gordas con que deben hacer deporte, pero al mismo tiempo es un entorno donde sufren discriminación. “Nos dicen que tenemos que hacer deporte pero cuando ven a un gordo corriendo en la calle se ríen de él”, resume Piñeyro. Por ello, concluyen que “nos quieren escondidos y sin reclamar el espacio que tenemos en la sociedad”. Mogares Dôyan también pone el ejemplo de los asientos en el transporte y cómo se ha normalizado el “asiento estándar”, algo que genera temor tanto si se viaja en tren como en el asiento de un coche. 

Otra cuestión muy comentada es el odio que se siembra en redes sociales. “Creemos que tenemos derecho a comentar el cuerpo de las personas”, indica Doyan. La humorista Delia Santana afirma que en su caso muchas veces realiza un chiste sobre su físico al comenzar un monólogo para dejar claro al resto de personas que ella sabe muy bien cómo es y que nadie tiene que venir a decírselo. Por ello, insiste en diferenciar el chiste de la mofa y que, como decía Manolo Vieira: “Es bueno reirse uno mismo pero tampoco faltarse el respeto”. Es consciente de que “gordo” se ha usado muchas veces como insulto y cree que hay que apropiarse del insulto. Además, sostiene que la propia sociedad se va deconstruyendo. 

Yazmin Bouzaoui, historiadora del arte, hace hincapié en que los cánones de belleza han ido cambiando a lo largo de la historia, pero las modas son cíclicas y se empieza a apreciar con preocupación esa vuelta al canon de los años 90 de la extrema delgadez. Magda Piñeyro agrega que la violencia estética es además un tipo de violencia machista porque “la sociedad machista ha establecido que lo que da validez social a las mujeres es el aspecto físico”. En las pasarelas se percibe que otra vez se impone la talla 34. Piñeyro señala que hay quien le pregunta “¿Quieres que las gordas se pongan de moda?”, a lo que ella contesta “no, quiero que nos dejen en paz”. 

Aunque los hombres también sufren la gordofobia, es cierto que la sociedad los considera como sujetos y valora también otros aspectos de ellos. Dôyan añade que también hay que tener en cuenta las disidencias, por ejemplo, “cuando perteneces a un colectivo que se sale de la norma , por ejemplo, por el hecho de ser gay, se sufre más la gordofobia”, indica. 

Por su parte, Nicole Mentado, diseñadora de moda (Maldito Sweet) asegura que defiende las curvas 100% y por eso ha sido la primera en lucir sus diseños en una pasarela en Canarias con una modelo “curvy”. Señala que muchas personas se sintieron identificadas y lo aplaudieron. Lorena Chirino, modelo, destacó que todavía las marcas siguen muy ancladas a un prototipo. “Las marcas no están preparadas para la moda curvy, al menos no para mujeres jóvenes, los diseños que hacen son más señoriales”, resume. Sobre este tema, Dôyan realiza una apreciación y es que a las modelos delgadas no se les llama “modelos delgadas” sino “modelos”, en cambio a las que se salen de ese canon se les llama “curvy”. 

Para erradicar la gordofobia el ICI dispone de una guía que recoge varias propuestas así como algunas preguntas para revisarnos todas las personas a nosotras mismas. “¿Usas la palabra gorda como insulto? ¿Comentas el cambio de peso de una persona sin que te pidiera tu opinión? ¿Sientes culpa cuando comes?”, por ejemplo. Dôyan cree que para acabar con esta discriminación, primero hay que crear espacio y cederlo a las personas que tienen que hablar de ello. Piñeyro coincide en que hay que apostar por cambiar este sistema estructural que empieza desde la familia, en realizar procesos individuales, pero cree que también se necesitan medidas desde la administración pública. 

“Es importante que se reconozca la discriminación laboral de las personas gordas, proyectos de sensibilización educativos, formar a médicos y médicas con perspectiva no pesoncentrista, así como  que se hable de estos temas, que no estemos excluidas de los medios. ”Queda mucho camino por recorrer y hacen falta normas que frenen lo que nos están haciendo“, resume. 

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