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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

El problema se llama microplástico: un grupo toma muestras en Lanzarote y La Graciosa

Los fragmentos de plástico con un diámetro inferior a los 5 milímetros han llegado hasta las regiones más remotas de los océanos. Más de 200 científicos de 30 países se reunieron en Lanzarote del 25 al 27 de mayo para estudiar este “alarmante” problema global en el I Congreso Internacional sobre Microplásticos, organizado por la Reserva de la Biosfera y Marine Sciences For Society.

Están en la orilla de nuestras playas, en el mar profundo, en el estómago de los peces, en algunas sales marinas que utilizamos para cocinar, en la ropa sintética, en ciertas pastas de dientes y cremas exfoliantes que terminan en desagües, alcantarillas y en el mayor vertedero del planeta: el océano.

Su presencia y posibles efectos empezaron a estudiarse hace apenas diez años, cuando se evidenció su impacto en los ecosistemas marinos, lacustres y fluviales. De Australia a Reino Unido, pasando por el Pacífico Norte, Singapur, Sudáfrica, el Mediterráneo o el Mar del Norte. El problema es global. Así lo recordaron las más de 100 comunicaciones y 80 pósters presentados en Lanzarote en Micro2016, el primer congreso científico monográfico sobre microplásticos.

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