Vigilante, no agente forestal
Un agente forestal es un funcionario público con funciones de autoridad y policía judicial, que ingresa en la Administración pública por oposición, y no por contrato temporal, como en el caso del presunto autor del incendio en Gran Canaria, que sería un vigilante forestal o similar.
Así lo indicaron representantes sindicales de los agentes forestales en Madrid, quienes matizaron que “nunca ha habido detrás de un incendio provocado la mano de un agente forestal o medioambiental en más de 130 años de historia que tiene este cuerpo”.
Los agentes ejercen funciones de “policía, inspección y vigilancia y control del medio ambiente, como extinción de incendios”, entre otras muchas, aunque algunas condiciones del cuerpo varían dependiendo de las distintas comunidades, debido a la transferencia de competencias del Estado.
Los agentes forestales, un colectivo que en Madrid incluye a unas 250 personas cuyo salario mensual ronda los 1.500 euros, trabaja sobre el terreno los doce meses del año, con turnos que cubren las 24 horas del día en verano, garantizando la presencia de alguien disponible de guardia en todo momento entre mayo y octubre.
Se encargan de coordinar, junto con los bomberos, las tareas de extinción de incendios, y llevan a su cargo vigilantes y brigadistas o combatientes que forman cuadrillas o retenes forestales contratados por empresas privadas y que trabajan en situaciones específicas, especialmente en verano, y habitualmente tienen contratos temporales, añadieron las mismas fuentes.
Las brigadas helitransportadas son las que van en helicópteros, habitualmente en grupos de unos ocho que suelen tener mayor preparación que el resto de brigadistas, aunque también son contratados por compañías privadas, al igual que ocurre con los vigilantes, que se encargan de observar desde una torre la situación del bosque para avisar a los agentes en caso de indicios de fuego.
