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Descontrol, botellones y mensajes contradictorios convierten a Santa Cruz de Tenerife en el epicentro de los contagios en Canarias

Playa de Las Teresitas en un sábado de botellón en plena pandemia

Tenerife Ahora

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Tenerife ha perdido el control de su curva de contagios desde hace ya varias semanas y los expertos y la ciudadanía siguen preguntándose con desconcierto cómo y cuándo pasó. Desde la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias explican a este periódico que, a diferencia de otras islas, aquí existe una auténtica “dispersión de casos”, con positivos en todos los municipios, excepto en Buenavista del Norte, Fasnia y La Guancha, solo tres de 31, según el último informe epidemiológico. Son Santa Cruz de Tenerife, La Laguna, Granadilla de Abona y Arona donde se suman diariamente el mayor número de infecciones de coronavirus, que suben en paralelo al número de sanciones por saltarse la normativa COVID. Y de estos cuatro municipios, es la capital la que se ha convertido en epicentro de los contagios.

Desde Sanidad desvelan que esta nueva ola la vienen surfeando los más jóvenes, con mayor porcentaje de hombres (que suele ser menos demandantes de los sistemas sanitarios). “El aumento de casos de COVID-19 en Tenerife tiene una gran conexión con la vida social de la juventud, que dificulta, y mucho, el rastreo de los contagios”, porque “no suelen recordar el nombre y apellido de todas las personas que saludaron en la fiesta en la que se contagiaron”.

Lo cierto es que son los botellones y las fiestas ilegales los escenarios donde se están produciendo los contagios, según sospecha Sanidad, lastrando el control de la COVID-19 en Tenerife y, como consecuencia, en toda Canarias; una situación que no solo pone en riesgo la salud de la ciudadanía, sino también la llegada del turismo este verano. Hay que recordar que muchos países europeos desaconsejan los viajes a territorios cuya incidencia a siete días supere los 50 casos por cada 100.000 habitantes y el Archipiélago ya roza esa cifra: 46,97, empujada por la situación epidemiológica en la isla del Teide.

Entre todos los municipios, el más afectado por el descontrol es Santa Cruz de Tenerife, que este domingo registró 52 casos de COVID-19, tal y como se puede comprobar en la tabla anterior, y donde la Policía Local ha tenido que redoblar esfuerzos para disolver, noche sí y noche también, cada fin de semana, concentraciones de personas sin mascarilla, sin guardar distancias de seguridad y con cubata en mano.

De hecho, en los últimos tres fines de semana se han encadenado macrobotellones en la playa de Las Teresitas que han ido aumentando en número de participantes: el pasado 5 de junio se tuvo que proceder a detener a una persona y sancionar a otras 20; el 13 se intervino en una fiesta multitudinaria sobre la arena; y este fin de semana, tanto el sábado como en la madrugada del domingo al lunes, la Policía Local tuvo que disolver sendas quedadas, una de ellas con más de 60 invitados. No es el único enclave, también los agentes han tenido que intervenir en botellones en el aparcamiento del Parque Marítimo, en el barrio de La Salud o en la playa de Las Gaviotas.

“Un fin de semana movidito”, escribieron hace días en su cuenta de Twitter los agentes locales, mientras que el alcalde de la ciudad pedía a principios de mes una relajación de las restricciones, “porque la isla tiene indicadores de nivel 1” defendía en los medios de comunicación. Cabe señalar que esta afirmación no se correspondía con los datos que arrojaba el informe epidemiológico de Sanidad en ese momento. Ahora, José Manuel Bermúdez pide todo lo contrario y “baraja” la posibilidad de cerrar el aparcamiento de la playa de Las Teresitas por la noche para evitar las fiestas. Además, ha solicitado una reunión urgente de los 31 municipios de Tenerife con el Cabildo y el Gobierno de Canarias para abordar la situación en la isla. Una propuesta que ya había anunciado tras el último Consejo de Gobierno el portavoz del ejecutivo autonómico, Julio Pérez, y corroboró al día siguiente el consejero de Sanidad, Blas Trujillo.

Y siguen las contradicciones desde la alcaldía, como ha señalado la exalcaldesa en su cuenta de Twitter, la socialista Patricia Hernández, esta vez sobre el uso de las mascarillas. Así, si hace unos días el alcalde de Santa Cruz criticaba que aún se mantuviera esa medida en exteriores y apostaba por suprimirla en la ciudad, ahora da un giro de 180 grados y asegura que aunque “el Gobierno socialista permita suprimirlas, el Ayuntamiento aconsejará su uso”.

Las claves del avance de los contagios en Tenerife

Desde la Consejería señalan también la cantidad de brotes familiares y sociales como motor en el avance en ascendente de las incidencias acumuladas; brotes que se han notificado por toda la geografía isleña, sin excepción, y que siguen aumentando gracias, en gran medida, al ánimo por disfrutar de este “pequeño paraíso”. “La movilidad está dificultando el rastreo de los brotes en Tenerife”, sentencian las fuentes.

La dispersión geográfica de los casos es un factor diferenciador con respecto a Gran Canaria, donde los casos se concentran principalmente en la capital, explicó la semana pasada el consejero de Sanidad, Blas Trujillo. Los datos reflejan que el 51,42% de los brotes registrados en Gran Canaria en el mes de mayo tenía su caso índice en Las Palmas de Gran Canaria, mientras que la capital tinerfeña registraba solo el 18,65% de los casos índices de los brotes de la isla de Tenerife y sumando la población de La Laguna no se llega al 38%. En Tenerife, el 42% de los brotes se iniciaron en municipios de la zona sur y todos los municipios de la isla están afectados, mientras que en Gran Canaria son 13 de los 21 municipios.  

En cifras, el informe remarca que el grupo de menores de 45 años es el que empuja la incidencia del total de las islas. La tasa de IA a 7 días promedio de 45 años en el tiempo analizado en Tenerife fue de 73 casos por 100.000 habitantes y en Gran Canaria de 37,11 casos por 100.000 habitantes, mientras que en el conjunto de la población es de 58,8 y 30,28 respectivamente. Esto supone una diferencia entre las tasas de población de menos de 45 años y la del conjunto de Tenerife es de 14,7 puntos y de 6,8 en Gran Canaria. También hay que destacar que Tenerife tiene una población de menos de 45 años superior en 45.000 personas con respecto a Gran Canaria y eso también hace que este grupo sea el más afectado numéricamente.

El estudio ha incluido un apartado sobre las variantes y se concluye que “el análisis de las variantes no ofrece diferencias, excepto que la variante B.1.1.7 (alfa o más conocida como Británica) es más frecuente en Tenerife. En cambio, Gran Canaria tiene más variantes B.1.351 (beta o conocida como Sudafricana), P.1 (gamma) y B.1.617 (delta) conocidas como Brasileña”.

Donde el informe ha marcado algunas diferencias es en la trazabilidad de los casos y en la identificación de los contactos estrechos de los positivos. En este sentido, la Consejería de Sanidad insiste en que un adecuado sistema de realización de pruebas, aislamiento de casos y cuarentena de contactos y la vigilancia de su cumplimiento, es fundamental para cortar las cadenas epidemiológicas de transmisión. 

También se remarca en el informe que en Tenerife se han incoado un mayor número de sanciones graves de la normativa de medidas preventivas frente a la transmisión del COVID-19 con un total de 179 mientras que en Gran Canaria son 77 los expedientes abiertos en este sentido. Recordamos que estos son los expedientes que lleva la Dirección General de Salud Pública. Las sanciones leves los lleva directamente los propios ayuntamientos. 

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