Las calles del pequeño municipio de Tegueste volvieron a convertirse un año más en un viaje al pasado y a las tradiciones folclóricas canarias con la celebración de su tradicional romería, donde miles de personas acudieron este domingo ataviadas con trajes típicos de diferentes puntos de la isla para dar inicio a la temporada de romerías por todo Tenerife.
La festividad en honor a San Marcos Evangelista celebró su 56º edición con el desfile de 19 carretas, cuatro barcos y cinco carros, por las principales calles del pueblo, a los que se sumaron las cabras, ovejas y bueyes, mientras los vecinos repartían vino, papas y pellas de gofio.
Los preparativos para la romería comenzaron hace cuatro meses, según explicaron desde el Ayuntamiento, con el trabajo realizado por los vecinos para decorar las carrozas con dibujos hechos con semillas de diferentes tonalidades y colocadas a mano una a una.

Una labor que se vio amenazada durante la jornada por la lluvia, lejos del fuerte calor que marcó su pasada edición, pero por suerte el agua no afectó a las creaciones de los fieles devotos, quienes saborearon su fortuna vitoreando con fuerza a cada buen samaritano que les regalaba un vaso de vino desde lo alto de las carrozas.
El recorrido duró cerca de dos horas en la que los “magos y las magas”, como se conoce localmente a los participantes que usan la vestimenta tradicional empleada en estas celebraciones, avanzaban al ritmo de la guitarra y las chácaras tras las carretas, con un paso lento pero airoso mientras entonaban canciones clásicas de la historia folclórica de las islas.
La romería de Tegueste es una de las festividades populares más multitudinarias de Tenerife y congrega en cada edición a más de 30.000 personas en un pequeño municipio vinculado al sector primario en el que apenas residen unas 11.000 durante el resto del año.
Entre los asistentes este año se encontraban muchos como Pablo Oramas, fiel seguidor del evento, quien explicó a Efe que “cada año espera con ilusión” poder enfundarse su traje típico y “salir a bailar las canciones que le enseñaron sus abuelos y disfrutar de un buen asado” con su grupo de amigos.
Pero también otras como Victoria Venegas, una chilena recién llegada a vivir a la isla, quien explicó que se encontraba “maravillada” por la “alegría y buen ambiente” que se respiraba por las calles de Tegueste, mientras señalaba con visible emoción a un grupo de cabras dirigida por un joven ganadero.
Después de concluir el recorrido y regresar a la iglesia de San Marcos, la lluvia silenció la fiesta obligando a los presentes a resguardarse, pero nada pudo frenar las ganas de celebrar y la verbena consiguió movilizar a los magos y magas para que bailaran hasta entrada la noche en un evento que sirvió como pistoletazo de salida para el inicio de las romerías por toda la isla.