¿Entonces con quién?

ATI está en el epicentro de lo que se cuece de un tiempo a esta parte en el PSC, porque es ATI la que manda en Canarias desde que, a los mandos de un invento nacido y ensolerado en sus bodegas, arrebatara el poder a Jerónimo Saavedra en 1993. Pero ATI es, además, la gran beneficiada de un sistema electoral cuya paternidad atribuyen los primarios del PSC (entiéndase por primarios los que promueven en estos momentos las primarias) a un sector del socialismo canario encabezado por Augusto Brito, convertido ahora en uno de los grandes ideólogos de la nueva era que capitanea José Miguel Pérez, secretario general y candidato natural de la cosa. Temen lo peor: un abandono radical de las tesis juanfernandistas de “a por ellos que ya está bien”, para pasar a la más conservadora “estamos condenados a entendernos”. Pero es que, además, el movimiento primario proviene de Tenerife, donde ATI es dueña de un régimen sumamente poderoso que es capaz incluso de subyugar a socialistas notables y a alcaldes necesitados del calor institucional; de convertir en apestados antipatriotas (con la inestimable ayuda de El Día) a todo aquel que no comulgue con las muy nacionalistas, y en ocasiones corruptas, ruedas de molino.