Sobre este blog

El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Paquirrín y su verdugo, Onalia Bueno

Su colega de Mogán, Francisco González, es un superviviente nato que es capaz de aguantar toda la vergüenza y los desprecios del mundo con tal de mantenerse en el machito. Su papel en la operación Góndola, por la que se investiga (o se investigaba) un caso de presunta corrupción que lo colocaba a él en el epicentro, ha permitido retratar qué es lo que busca realmente en la política y cuál es su verdadera vocación al frente de uno de los ayuntamientos turísticos más importantes de Canarias. La democracia, al igual que Lucas Bravo de Laguna, la entiende como un instrumento para perpetuarse, y si un día le estorba la oposición, la echa del pleno y santas pascuas. Y si lo que le molesta es que las sesiones se graben en vídeo, se prohíben los vídeos. Si pudiera proscribir a la oposición, la proscribiría. Sus capacidades políticas son las que él mismo muestra cuando se queja públicamente de que Onalia Bueno e Isabel Santiago le sacan la lengua y le guiñan los ojos cuando se cruzan con él por la calle. Se ha recluido en su municipio y en los medios de comunicación afines para evitar los sofocos de preguntas incómodas que le hagan recordar su turbulento pasado político y personal con la que va a ser su verdugo, Onalia Bueno, que no le va a perdonar nunca las traiciones cuando los dos creían que serían los Kirchner de Mogán por los siglos de los siglos. Del alcalde de Las Palmas de Gran Canaria mejor ni hablamos. Porque por su generación y por sus registros forma parte de otra liga, la que le puede conducir a convertirse en un mal sueño para la ciudad.

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