Michelle Alonso rompe barreras con la mirada puesta en los Juegos Paralímpicos de Tokio

Michelle Alonso

David Ramiro

Madrid —

Michelle Alonso -La sirenita Michelle, como ella se identifica en las redes sociales- ha cruzado este fin de semana una nueva frontera en el deporte español al disputar, pese a padecer una discapacidad intelectual, los campeonatos de España absolutos de natación, en los que alcanzó las semifinales de los 50 metros braza.

Alonso (Tenerife, 1994) sueña con ampliar en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 el gran palmarés internacional que ya atesora, con medallas en Juegos (dos medallas de oro en los 100 metros braza en Londres 2012 y Río 2016), Europeos y Mundiales. Por el camino, se ha dado el gusto de compartir competición con una campeona olímpica como Mireia Belmonte.

“Empecé a los siete años a nadar con personas sin discapacidad y, cuando descubrí que yo tenía discapacidad intelectual, decidí salirme del club en el que estaba porque no me sentía bien”, recuerda Alonso.

“Estuve varios años, pero en los últimos tiempos las chicas hablaban de sus cosas, yo todavía era pequeña, y no se relacionaban mucho conmigo. Me llamaban Dori porque me olvidaba de las cosas. Mira cómo me sentiría”, señala, “para salir la última de la piscina tras entrenar y ser la primera en salir del vestuario”.

En el Club Ademi (Asociación Deportiva para Personas con Discapacidad) de Tenerife se sintió “muy aceptada” y mejoró marcas y estilo.

“En el otro club nunca me corregían, no estaban atentos a mí. Al llegar al Ademi fue todo lo contrario”, destaca. “Llegué por una prima mía, que me habló bien. Me adapté a la primera”.

Michelle Alonso empezó a trabajar allí, a los 15 años, con José Luis Guadalupe. Él fue quien vio que tenía aptitudes para la alta competición.

“Yo no lo sabía bien, pero cuando empecé a mejorar mi entrenador me dijo que podría ir a competir a los Campeonatos de España. Trabajé duro y en 2011 conseguí la mínima para ir a los Juegos de Londres en los 100 metros braza. Luego llegaron las medallas en los Juegos, en Mundiales y Europeos, e incluso el récord del mundo (1:12.61) en Glasgow en 2016 en los 100 braza”, repasa la tinerfeña.

Entrena “doble sesión, más gimnasio, de lunes a sábado”. Solo descansa el sábado por la tarde y el domingo.

“Soy la única de mi club que nada a diferente ritmo. Hay compañeros con otras discapacidades físicas, parálisis cerebral e incluso Síndrome de Down. Entrenamos en diferentes horarios, pero casi siempre juntos. Hay muy buen ambiente”, dice Alonso, quien agradece, cuando compite, la compañía de su mejor amiga Judith Rolo.

“Ha ido a muchos campeonatos y en Río estuvo en sus primeros Juegos. Es mi complemento. Si yo falto, ella se siente mal porque no estoy. Y al revés, igual”, afirma.

La tinerfeña define como “increíble” la experiencia de competir en los campeonatos de España en Málaga con nadadoras sin discapacidad.

“Hace tiempo que tenía la mínima”, confiesa, “pero no podía ir porque siempre estaba preparando unos Juegos o un Mundial. Este año ha sido la primera vez”.

“Me gustó nadar en ese campeonato, aunque no el calentamiento porque había muchos chicos y chicas. Ellos iban a su ritmo, yo al mío, y me tocaban los pies, me daban con la cabeza y me daba con la corchera. Era un desastre. Lo que no me quito es la experiencia, porque nadé con Jessica Vall (plusmarquista española de 50 braza)”, comenta entusiasmada.

Durante la competición coincidió con la mejor nadadora española de todos los tiempos, Mireia Belmonte, ganadora de cuatro medallas olímpicas.

“La felicité por su marca en mariposa y me dio dos besos. Le pregunté qué tal estaba y me dijo que bien. No quise hablar más con ella, porque estaba muy concentrada en sus pruebas y no la quería desconcentrar”, apunta.

Michelle Alonso no suele ver las competiciones porque se pone nerviosa. “Mi entrenador me manda diferentes vídeos, sobre todo de técnica de braza, y me fijo en la técnica, pero en el nadador en sí, no”.

Amante del anime, el manga y la cultura japonesa, sueña con ir a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.

“Tuve la oportunidad de ir a Japón el año pasado y me gustó mucho. Me compré un kimono, una yukata para el verano, una cortina para la habitación y un montón de cosas. Me llevé la maleta vacía y me la traje llena. Al volver me dijo mi madre 'Pero que traes aquí, mi niña'”, cuenta la bracista.

La Copa del Mundo de Berlín, el campeonato de España de Clubes y los Europeos de Dublín son los objetivos de este año para la sirena canaria, que explica el motivo de este apodo.

“Me gusta la película de La Sirenita desde pequeña. Tengo muchas figuritas de ella y hasta una cola que me regalaron. Entonces, en el Twitter, como había que poner un nombre, puse La sirenita Michelle. Desde entonces, hace varios años, me llaman así”.

Etiquetas
stats