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Los humanos hemos roto los equilibrios naturales de la Tierra ¿Vamos irremediablemente hacia la sexta extinción de los seres vivos?

Teo Mesa

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Este no es un asunto insignificante, de asusta viejas, o de meter el miedo en el cuerpo a los más ingenuos.Es unacuestión muy grave, de altísima importancia, que atenta contra la supervivencia de toda la biodiversidad en el planeta. Todos los seres vivos estamos amenazados en nuestras vidas por los desequilibrios generados por nuestras devastadoras industriasen los últimos siglos,que, si no le ponemos una drástica reparación y acometida a los imparables estropicios contra la naturaleza, el medio ambiente y a la biodiversidad, a los que les hemos causado tanto perjuicio hasta ahora sobre la faz de la Tierra.

¿Estamos en un irremediable sendero que nos conduce hacia la sexta extinción? Este es un razonamiento que, a raíz de los concienzudos estudios, se plantean los científicos que han investigado sobre el cambio climático, la biodiversidad y otras tesis de vital importancia para la supervivencia en la Tierra. De seguir con esta indiferencia y desprecio a nuestro planeta, podemos caer en una trampa mortal de irreparables consecuencias.

Hace 4.000 millones de años que brotó la vida mediante los microorganismos, y se hizo posible la evolución de las especies de mayores volúmenes, y de toda la biodiversidad para su desarrollo en la Tierra. Y en todo ese inabarcable periodo de tiempo, se han producido cuatro extinciones en este, pésimamente apreciado planeta, que habitamos. El más sonoro y estudiado desde tiempo ha, y en la actualidad, ha sido el ocurrido hace 66 millones de años, en la era Cretácica, producido por el impacto de un meteorito (hipotéticamente asumido), causando la mortandad en un 80% a los dinosaurios y demás gigantescos animales que pervivían sobre la faz de la Tierra.

“Si no tomamos medidas ante la crisis actual, los nietos de nuestros hijos vivirán en un mundo en el que tres cuartas partes de las especies que existen en la actualidad habrán desaparecido para siempre”. Afirmó el paleobiólogo y experto en el funcionamiento de ecosistemas, Anthony Barnosky,de la universidad de Stanford en EEUU. Empero, el causante primordial, ahora y desde los últimos siglos, es el ser humano y sus incontrolados desequilibrios medioambientales, con sus desmesuradas reducciones industriales de todo tipo y a gran escala, con la quema de combustibles fósiles a la atmósfera, quien a su vez, ha generado el cambio climático, que ya padecemos.

La ONU insiste, en sus estudios medioambientales; y continúa, con sus severas advertencias a los Estados del mundo y al conocimiento de este perjuicio a todos los pueblos.Anuncia, en uno de sus estudios globales, sobre la pérdida de biodiversidad  en todas las zonas terrestres y oceánicas, y padecidas por todos los seres vivos: animales y vegetales. Desde el siglo XVI, han desaparecido 322 especies vivas del planeta; y a partir de un corto periodo de tiempo, se ha acelerado el número en miles de miles, la biodiversidad perdida. 150 especies vivas se extinguen al día en el planeta por culpa del hombre; La deforestación de los últimos 15 años, ha puesto en peligro de extinción de al menos 500 especies; los polinizadores del cultivo agrícola, causan la muerte de miles de especies; especialmente en las abejas (si estos insectos desaparecen es imposible la floración de las plantas en la agricultura); los manglares están en muy serio peligro de desaparición en todo el universo; las aguas potables son cada vez más escasas por las altas temperaturas del cambio climático, que hacen que no se produzcan las imprescindibles lluvias.

Los grandes mamíferos que aún perviven de nuestro planeta están en franca extinción debido a la pérdida de su medio ambiente, su hábitat y al calentamiento global. La ONU ha establecido una Lista Roja en la que se enumeran el 85% de las especies amenazadas, de las 9 millones de especies que han sido contabilizadas por los biólogos en los programas del organismo mundial, y para preservarlas de esta peligrosa amenaza.

En el calentamiento global la concentración de CO2 en la atmósfera supera ya los registros históricos. Ya se ha sobrepasado la cifra de 400 partes por millón (ppm) de este venenoso gas de efecto invernadero. En la revolución industrial del siglo XVIII, era de 278 ppm (casi se ha duplicado). Por lo que la hemos superado todas las previsiones en la actualidad por la quema de los combustibles fósiles, trasfiriendo ese mortífero gas a la atmósfera, los océanos y la biosfera.

El cambio climático que actualmente resistimos (en muchos lugares con lluvias torrenciales por ‘gotas frías’, ciclogénesis explosivas, tifones, huracanes, fuertes sequías, máximos calores, etc.)ha producido temperaturas que anteriormente no se habían alcanzado desde que se registran regladamente en todo el universo. La Organización Meteorológica Mundial ha afirmado en sus estudios meteorológicos en enero de este año 2018, que los años 2015, 2016 y 2017 han sido los años más calurosos en el planeta, con una subida de temperatura media de 1,1 en contraste con la época preindustrial global. Y concretamente 2017, ha sido el más tórrido en España, desde que se comenzara a medir en el año 1965, según los meteorólogos.

El verdadero mal de este calentamiento global está en las emisiones del citado dióxido de carbono a la naturaleza. Habrá que ser conscientes de este daño para que no sigan subiendo las temperaturas por el efecto invernadero que produce en la atmósfera. Inexcusablemente, hay que procurar que la temperatura no suba más de 2 grados, hasta el año 2050, según aseveran los expertos científicos. Un radical ejemplo es el espacio en el planeta que estaba inmune al calentamiento,y lo era en la Antártida (con una pérdida actual de 60 km3 de hielo al año,que se produce desde 2009, debido a la subida de temperaturas de los océanos),pero que infortunadamente,en una de sus zonas ha comenzado a licuarse, siendo además, un espacio primordial para mantener los equilibrios medioambientales en la Tierra, despejando los rayos solares, junto al Ártico o Polo Norte.

Otro de los peligrosos síntomas, y una de las grandes amenazas que padecemos en nuestro planeta azul, es la superpoblación que habitamos en él, con más de siete mil millones de seres –además de los animales de la industria cárnica, que también son un perjuicio, que cuenta negativamente–. Todos necesitamos cubrir nuestras necesidades primarias, y para ello, se necesita de una ingente cantidad de alimentos, vestidos (uno de los mayores contaminantes), etc.; y, cómo no, saciar la codicia de nuestra vorágine de consumo. Aún se estila el: comprar, usar y tirar. Si no nos educamos en la austeridad del consumo innecesario y del reciclado de los envases de todos los productos, lo vamos a tener muy crudo.

Pero este importante menester no lo entienden los avaros e inconscientes de las multinacionales del consumo mundial, incluido las empresas eléctricas, que tanto carbón siguen usando. Tenemos el deber de someternos, irremisiblemente, a los modernos mercados de la Economía Circular (ya conocida de antaño por los pueblos del mundo), que ya se han refundado en países norteeuropeos, con grandes éxitos; y en las formas de pensar de años precedentes, que vivíamos en la carencia económica, y ante tal situación vivencial había que actuar en una economía doméstica.

Para no crear angustia y ser reales y consecuentes en la continuidad de la vida en la Tierra, debemos ser racionales y aplicar nuestra conciencia al cuidado del planeta, que es el hogar –en préstamo mientras existimos–; y para ello, tenemos que aminorar radicalmente, las energías de las quemas de combustibles fósiles que generan el CO2, metanos y otros perniciosos gases contra el medioambiente y sustituirlas por las renovables; aminorar la producción salvaje y de los catastróficos elementos de consumo innecesarios; mantener nuestros bosques vírgenes, que engendran gran parte del oxígeno (el mundo ha perdido grandes superficies arbóreas, tanto como las superficies de España y Alemania, desde el comienzo de este siglo),por haber sidodeforestados por las voraces aves de rapiña del capitalismo neoliberal; tener una industria y formas de vida en un equilibrio sostenible con la naturaleza; recibir por los Estados, una educación eficaz de respeto y cuidadodel medio ambiente; y vivir en un sistema socioeconómico posiblepara todas las clases de gentes.Con todo esto y algo más, podremos poner a salvo nuestro querido planeta que habitamos.

Postdata: No votar jamás a ningún gestor eventual de la política que no sea responsable y tenga absoluto respeto a la naturaleza y su medio ambiente.

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