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Don Vito y la niña de Rajoy

Juan García Luján / Juan García Luján

Pues aquella niña que, según nos confesó Mariano, “no tendrá miedo a las ideas de los demás, y habrá aprendido a respetar a todos los que respetan la ley” aquella niña está pasándolo muy mal. En el colegio los compañeros de clase le preguntan por el padrino Francisco Correa. ¿A ti también te regaló un reloj de 20.000 euros, como a Ricardo Costa, el secretario general del PP valenciano? ¿Te montaste en el jaguar que regalaron al senador Jesús Sepúlveda?

Muchas veces los niños son crueles, y repiten en la escuela lo que oyen en casa. Por eso la apertura parcial del sumario del caso Gürtel, que afecta a 17.000 folios de los 40.000 folios que por ahora tiene el sumario) ha convertido los recreos de la niña de Rajoy en un infierno. Aunque también lo pasa mal en clase. Por ejemplo, cuando está en clase de religión (¡por supuesto que Mariano la puso en religión!), se oyen risas de algunos chiquillos cuando el profesor habla del paraíso. “¿Dónde está el paraíso?”, pregunta el maestro. Al fondo alguien dice “pregúntale a la niña de Rajoy, que ella sabe que los paraísos están en Suiza, en Panamá, en Gibraltar y en los sitios donde Francisco Correa abrió las cuentas corrientes de sus empresas”. El profesor, que es un cura rojo infiltrado, se reprime la risa y manda a callar al niño.

Me encontré a la niña llorando en el parque. Estaba sentada en un banco, pobrecita mía. No quería volver a casa. “Me avergüenzo de mi familia. Cuando veo sobre la mesa de la sala un bolso de 900 euros, un relog de 20.000 euros o las llaves de un jaguar me acuerdo de que mi padrino está en la cárcel y siento una gran vergüenza. Y el hombre que me dijo que debía respetar a todos los que respetan la ley huye de mí, no quiere responder a mis preguntas”.

La niña está impactada por las fotos de las portadas de los periódicos. Ella era muy pequeña cuando fue a la boda de Anita, en el Monasterio de El Escorial. Lo pasó muy bien y desde ese día soñaba con regresar vestida de princesa al Monasterio. Pero ahora ve que las televisiones, las radios y los periódicos hablan del novio y los padrinos de aquella boda, y cuentan cosas muy feas. Tramas mafiosas, operaciones ilegales, regalos lujosos, concursos públicos amañados. Aunque algunos familiares de la pequeña están hablando de una conspiración externa, la niña sabe que todos los protagonistas de esta versión del siglo XXI de la familia de don Vito Corleone viven en su casa. Por eso el silencio del hombre que nos presentó a la niña en sociedad es la huida hacia adelante que sólo sirve para ganar tiempo y perder vergüenza. Cada vez queda menos vergüenza y menos tiempo. Pero parece que sólo se ha dado cuenta la niña de Rajoy.

Juan García Luján

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