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Lenguaraces mudos

Cristóbal D. Peñate

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En política hay que estar muy limpio para que nadie te lave la cara. No se puede escupir para arriba porque cuando menos te lo esperas el lapo te enchumba. Eso es lo que les acaba de pasar a los dirigentes del Partido Popular después de que se supiera que su ex secretaria general, Dolores de Cospedal, se reunió con el comisario Villarejo para maniobrar con las investigaciones policiales y judiciales del caso Gürtel.

El habitualmente hablador Pablo Casado se ha quedado mudo cuando los periodistas le han preguntado sobre las reuniones secretas de su correligionaria, con la que hizo pinza para derrotar en las primarias a Soraya Sáenz de Santamaría. Lo mismo ha hecho el sucesor de Cospedal, Teodoro García, por lo general bastante parlanchín y lenguaraz, y al que por cierto acaban de sancionar por realizar obras en su vivienda de Murcia. Los dos ahora emulan a Harpo Marx pero sin bocina.

Casado y García, los dos dirigentes principales del PP, son políticos locuaces y charlatanes cuando se trata de despotricar de sus adversarios, pero cuando son los suyos lo que se quedan con el culo al aire rechazan opinar del particular.

Cuando se destapó la reunión que el comisario Villarejo, ahora en la cárcel por presunta corrupción, mantuvo con la actual ministra de Justicia, Dolores Delgado, cuando ésta era fiscal, los dirigentes populares le saltaron a la yugular. No solo a ella, también a Pedro Sánchez. A ella le pidieron la dimisión y al presidente que la cesara. Por ahora sigue en su puesto.

La portavoz parlamentaria del PP, Dolors Montserrat (parece que la cosa va de dolores), no perdió comba para explayarse a fondo en contra de la ministra y de todo lo que se moviera y que oliera a rosa socialista. Ahora, en cambio, no dice ni mu cuando la afectada es Cospedal.

Nunca se debe decir de esa agua no beberé ni ese cura no es mi padre porque la tortilla muchas veces se da la vuelta y te deja con las vergüenzas esponjosas o cuajadas al aire. Algo parecido le pasó al líder popular con el presidente Sánchez a cuenta de su tesis doctoral. No le convenía apretar mucho porque él también estaba cuestionado por su máster.

Una cosa es predicar y bien distinta distinta dar trigo. Cospedal ha zanjado el tema escondiéndose en su casa y sacando un pobre comunicado para salir del paso. Con Villarejo les ocurre como con Bárcenas, que pasó de ser un semidiós intocable a un apestado. Lo que decían antes iba a misa, pero desde que les ha podido perjudicar se han convertido en personajes sin ninguna credibilidad. Vamos, como los políticos protagonistas de esta historia.

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