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Otro gallo cantaría

Cristóbal D. Peñate / Cristóbal D. Penate

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Sería bueno que, antes de comenzar los debates parlamentarios o las sesiones plenarias, a determinados políticos, a los que hay que dar de comer aparte, los pasearan un rato por los alrededores del parlamento o del ayuntamiento.

Si a Miguel Cabrera Pérez-Camacho lo hubieran paseado veinte minutos antes del pleno del moño de Paquita Luengo, seguro que nos habríamos evitado aquellos versos infames.

Si a Carmen Guerra la sacáramos a pasear media hora antes de sus penosas intervenciones en el Congreso, le habríamos evitado hacer tantas veces el ridículo con sus exabruptos.

Si en su momento hubiésemos paseado a Paulino Rivero y a Juan Fernando López Aguilar antes de sus refriegas en el parlamento, nadie se habría avergonzado de aquellos rifirrafes más propios de diputados tailandeses.

Si a Antonio Castro Cordobez alguien hubiese tenido la bondad de pasearlo un rato antes de los plenos, no habría sido necesario que se tomara la pastilla para destensar los nervios.

Hay políticos a los que hay que ponerles bozal incluso después del paseo. Es el caso del gallo Camacho, que, aunque siempre se opuso a las peleas de animales, jamás ha sido mesurado en el navajeo dialéctico entre personas.

Este abogado de causas perdidas logró que la cámara prohibiera las corridas de toros y las peleas de perros, pero no consiguió que se vetaran las riñas de gallo. Por eso el macho Camacho se cabreó y abandonó la política por algún tiempo, cosa que muchos le agradecieron sinceramente.

Este hombre, fuerte como un toro, es como Sancho Panza si lo montas en un burro y le pones un gran sombrero de paja. Su señor, el Quijote de su partido, lo quiere utilizar ahora de escudero fiel, de perro de presa, de cancerbero miura y de gallo quíquere para que lo defienda política y penalmente. Lo que se conoce como el abogado del diablo.

Seguramente lo hará bien porque ha estado acostumbrado toda su vida a lidiar con animales. Si su jefe lo hubiera descubierto antes de pescar salmón, otro gallo le habría cantado.

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