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Las patrañas sobre el sistema electoral por Fernando Ríos

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Antes de justificar la anterior afirmación, quiero destacar, como ya han hecho otros comentaristas, dos cosas: una, que la victoria del PSOE se localiza, básicamente, en Gran Canaria y que se debe tanto al trasvase de votos desde el PP como a los escaños dejados de ganar por Coalición Canaria y que NC no rentabilizó; es decir, el PSOE ha aumentado tanto en votos y escaños porque recibió votos de electores que antes lo hacían por el PP y porque la división del voto nacionalista le benefició. Todo lo cual me lleva a lo segundo que quería destacar, que no ha habido trasvase de votos nacionalistas a las formaciones estatalistas. No voy a entrar en debates estériles sobre si NC y CCN (o PIL e IF) son o no nacionalistas: me limito a constatar que los votos perdidos por Coalición Canaria no han ido ni al PP ni al PSOE y que si sumamos los votos de los partidos escindidos con los de Coalición Canaria hubieran logrado una victoria mayor que la conseguida por el PSOE. Eso, en mi opinión, desmonta la teoría filosocialista de que Canarias votó por el cambio. Nada más lejos de la realidad. Esa afirmación únicamente puede sostenerse en Gran Canaria y en esa isla no gobernaba Coalición Canaria ni en el Cabildo ni en los Ayuntamientos de Las Palmas o de Telde. Centrándome ya en los injustificados ataques al sistema electoral, quiero recordar que la famosa triple paridad en la distribución de escaños entre las circunscripciones insulares fue adoptada en 1982, cuando ni siquiera existía Coalición Canaria y donde el PSOE tuvo una participación decisiva. Esa triple paridad respondía, y lo sigue haciendo, a la realidad canaria: un archipiélago formado por siete islas, con una desigual densidad poblacional, que si bien no es totalmente proporcional, sí es cierto que las islas más pobladas tienen más escaños (Gran Canaria y Tenerife, 15; La Palma y Lanzarote, 8; Fuerteventura, 7; La Gomera, 4 y El Hierro, 3). Esa fórmula es heredera del “pleito insular” y logra un cierto equilibrio entre territorio y población que ha dado buenos resultados. Como casi todo es mejorable, pero lo cierto es que cualquiera de las alternativas propuestas es bastante peor que la que tenemos pues, al primar a las islas capitalinas, significaría dejar a las islas periféricas fuera del proceso de toma de decisiones, postergándolas al papel de meras comparsas. Sin embargo, lo más paradójico para esos agoreros es que ni así, adoptando modelos en los que predominen las islas más pobladas, los resultados serían más favorables al PSOE. Pero vayamos por partes. Según los datos oficiales, y a falta de casi 10.000 votos del exterior que no se han escrutado, el PSOE obtuvo 321.134 votos y 26 escaños; CC 221.184 votos y 19 escaños; y el PP 224.208 votos y 15 escaños. Si indagamos cuánto ha costado en votos a las formaciones cada escaño nos llevamos la siguiente sorpresa: los más perjudicados fueron NC y CCN por los efectos de la barrera del 6%, pues con 51.167 y 36.439 votos, respectivamente, no lograron ningún escaño. El siguiente fue el PP, ya que cada sillón en Teobaldo Power le costó 14.877 votos, mientras que los menos desfavorecidos fueron el PSOE y CC, con 12.351 y 11.641 votos por escaño, respectivamente. A su vez, el PSOE obtuvo más escaños de las islas menos pobladas (14; cuatro en Lanzarote, tres en La Palma, La Gomera y Fuerteventura, y uno en El Hierro), que en las capitalinas (12; siete en Gran Canaria y cinco en Tenerife), mientras que el PP todo lo contrario, 11 en las capitalinas y 4 en el resto. Es decir, que no es cierto que los socialistas salieran perjudicados en la pretendida desproporción en el valor del voto entre las islas. Por su parte, si extrapolamos esos votos a un sistema electoral con una única circunscripción comprensiva de toda Canarias (algo que ni la realidad canaria ni la Constitución permite, según dispone el artículo 152.1) daría 23 escaños al PSOE, 16 al PP y a CC, pero también lograría Nueva Canarias tres escaños y el CCN, dos, las dos formaciones escindidas de Coalición Canaria. O sea, que con esa fórmula, las que más se ajusta a la voluntad de los ciudadanos desde la perspectiva proporcional, no obtiene el PSOE más diputados, ni aumenta su diferencia; todo lo contrario.Otra hipótesis sería añadir a las siete circunscripciones actuales una lista autonómica de quince diputados, que fue la propuesta estrella del PP y PSOE mientras se elaboraba el nuevo Estatuto en el Parlamento de Canarias. Los resultados hubieran sido: seis escaños para el PSOE, cuatro para Coalición Canaria y PP y uno para NC. Lo que, añadido a los conseguidos por cada isla, hubiese dado, sobre un total de 75 sillones y una mayoría absoluta de 38, el siguiente resultado: 32 para el PSOE, 23 para Coalición Canaria, 19 para el PP y 1 para NC. Como en la anterior hipótesis, vuelve a aumentar la distancia del PSOE para lograr la mayoría. En definitiva, es falso que el sistema electoral haya impedido al PSOE obtener más diputados en el Parlamento de Canarias. Con cualquier otro no hubiera tenido mejores resultados, ni hubiera logrado mayor representación. Han sido los canarios los que han querido que, una vez más, nadie haya logrado la mayoría absoluta. A partir de ahí, es el sistema parlamentario de gobierno el que fija las reglas del juego democrático. En las actuales circunstancias, únicamente quien logre aglutinar 31 votos en la sesión de investidura será el presidente de Canarias. Los que no acepten esas reglas o se escuden en patrañas sobre el sistema electoral para incitar a su desobediencia son simplemente unos déspotas.* Secretario de autogobierno de Coalicion Canaria Fernando Ríos *

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