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La precariedad laboral de los periodistas

Juan García Luján / Juan García Luján

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Existen casos en donde se juega la supervivencia de las empresas, es cierto, pero existen otros muchos donde por una puerta se echa a un periodista que cobra 1300 euros y por otra entra uno que acepta trabajar por 900 euros o como autónomo. Existen muchos casos donde el mismo grupo mediático pone en la calle a 10 trabajadores de su periódico de papel mientras por otro lado monta un canal de TDT con periodistas dispuestos a trabajar cuarenta o cincuenta horas por 900 euros, porque la vida está muy dura.

Ryszard Kapuscinski, considerado uno de los más grandes periodistas del siglo XX, era licenciado en historia. Cuando acabó la carrera renunció a convertirse en profesor de historia y comenzó a trabajar como periodista. El propio Kapuscinski lo contó en una conferencia recogida en su libro “los cínicos no sirven para este oficio”: Elegí estudiar la historia en el mismo momento de su desarrollo. Todo periodista es un historiador. Lo que é hace es investigar, explorar, describir la historia en su desarrollo. El buen y mal periodismo se diferencian fácilmente: en el buen periodismo, además de la descripción de un acontecimiento, tienes también la explicación de por qué ha sucedido; en el mal periodismo, en cambio, encontramos sólo la descripción, sin ninguna conexión o referencia al contexto histórico.“

La profesión periodística está cambiando y no lo estamos contando los periodistas porque no nos dejan. Sabemos lo que piensan Murdoch o Pedro J. Ramírez. Sabemos que los periódicos de papel no cierran todavía porque siguen siendo rentables aunque los ingresos publicitarios hayan bajado un 50 ó 60 por ciento. Podemos imaginarnos lo que han estado ganando hasta ahora en uno de los sectores profesionales con licenciados universitarios peor pagados. Sabemos que el cuarto poder depende tanto del dinero de la publicidad de las instituciones públicas que las líneas editoriales cambian por promesas de campañas publicitarias. Sabemos incluso que hasta las encuestas políticas las pueden dar los propios partidos que gobiernan, cocinadas en los calderos del poder y que hay periódicos dispuestos a publicarlas como si las hubieran pagado y en medio de las risas del respetable.

La credibilidad, el rigor, la ética, la coherencia, la crítica a los abusos del poder, no forman parte del manual de estilo. Los trabajadores (muchos de ellos mileuristas) que hacen los informativos en la Televisión Canaria anuncian que se movilizan para exigir que se respeten sus derechos, y muchos lectores los insultan y piden que cierren el medio, porque creen que en esa empresa todos son jugadores galácticos y no saben que los curritos reciben los ingresos propios de la tercera división. Las líneas editoriales pueden ser absolutamente opuestas, pero cuando hay un conflicto laboral en el medio de la competencia aparece un corporativismo que censura esa noticia a pesar de la repercusión pública que debe tener una huelga en un periódico, una radio o una televisión. En un año en las islas se han puesto en la calle a 200 periodistas, es la noticia laboral menos publicada. El derecho a la información veraz no aumenta los ingresos publicitarios, por eso no está entre las primeras preocupaciones de la mayoría de los editores.

No se molesten en buscar hoy en los periódicos la noticia sobre esta movilización internacional promovida por los sindicatos de periodistas. Para los editores la precariedad laboral de los periodistas no es noticia, es negocio. Lo que sí podrán leer hoy es que el Gran Wyoming y Jorge Javier Vázquez fueron los comunicadores más ovacionados anoche en la Gala de los Premios Ondas, donde se premia a los más destacados en los medios de comunicación. Wyoming y Jorge Javier Vázquez, ahí está el futuro del periodismo, sólo nos queda la risa ( El Intermedio) o el espanto (Sálvame). Bueno, también nos queda seguir creyendo en esta profesión y desahogarnos cuando nos dejan. Es lo que acabo de hacer en esta columna.

Vea el video de UPCC sobre periodismo precario en Canarias en el Blog Somos nadie

Juan García Luján

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