Terminó por fin la visita institucional y nada electoralista del presidente del Gobierno de Canarias a Cuba. Nadie le ha pedido su dimisión por ser a su vez cargo institucional y previsible (cada vez menos, es verdad) candidato de su partido a las elecciones autonómicas. Su última aparición antes de regresar de Cuba tuvo dos momentos gloriosos. Estaba Adán Martín acompañado por el vicepresidente cubano, José Ramón Fernández, ante quien elogió la política de cooperación de ese país: “Cuba es uno de los países que cumple con los objetivos del milenio: educación, sanidad y buena gobernanza”, sí señor. Y para rematar la rueda de prensa, nada mejor que un coscorrón al presidente Zapatero y su política de inmigración: Martín criticó que el presidente español haya denegado de momento la solicitud de 4.000 visados a Senegal, lo que a su juicio podría suponer una nueva avalancha de cayucos hacia las Islas, ante la negativa a entrar en España de forma legal. Vamos a ver si nos vamos aclarando, que el efecto llamada venía a ser eso, ¿o no? Pero, de no serlo, ¿está seguro el señor presidente de que un cupo de 4.000 senegaleses bastará para frenar la llegada de cayucos? ¿O ponemos 4.000 para cada uno de los países emisores? ¿Al mes? ¿Al año?