Mientras, Arcadio Díaz Tejera sigue adelante con su particular campaña, que tiene momentos realmente brillantes y otros no tanto, como en botica. Lanza propuestas como la del Carnaval a la vez que avisa a los concejales de que, en el caso de que sea alcalde, prohibirá relajos en los plenos, es decir, nada de leer los periódicos, y mucho menos hablar por el móvil. Se acabarán los tuteos del tipo “contesta tú, Curro” (Luzardo en el pleno de la guerra). Quiere mayor solemnidad en la reunión mensual de los representantes de los ciudadanos porque salío espantado del último pleno al que acudió. Y para que se note la solemnidad hará que se incremente el número de asientos para las personas que se quieran acercar a saber qué se hace en esa ciudad de medio millón de habitantes con los impuestos y las cosas de comer. Ahora sólo hay 19 plazas y en los momentos críticos el PP las ocupa con sus allegados.