Volvieron a equivocarse los agoreros que anunciaban con trompetas y tambores de guerra un batacazo de considerables dimensiones al secretario general del PSC, Juan Fernando López Aguilar. El undécimo congreso regional de los socialistas canarios se saldó este fin de semana con un notable alto a su gestión, otro a su reelección y otro a su nueva Ejecutiva. Poco margen para interpretaciones de cualquier índole, incluidas las que tienen que ver con la ausencia de candidaturas alternativas, que ya es sabido que en el PSC el que no se presenta es porque no quiere. O no se atreve. Pronto se sabrá si éste ha sido el congreso del cambio, el que acabe con la frustración, la resignación y “el que gobiernen ellos”, pero desde luego parece comprobado que ha sido el de la ruptura con viejas prácticas orgánicas y el de la irrupción de nuevas caras que pueden ser las de los nuevos dirigentes del futuro.