La discreción y la prudencia caracteriza de siempre a los dos fiscales Anticorrupción que operan en Canarias, Luis del Río y María Farnés Martínez. Ambos han sufrido muchos ataques mediáticos por haberse atrevido a investigar a poderosas personalidades del mundo de la empresa o de la política, pero jamás hemos oído al fiscal jefe atacar a la prensa que ha ejecutado esos ataques en ejecución de superiores instrucciones ni hacer tan encendidas defensas de ambos fiscales como la que de García -Panasco hizo la semana pasada. Lo tuvo que hacer un día después en su nombre pero en Tenerife la fiscal provincial, Carmen Almendral, pero no atacando a la prensa expresamente, sino a los que desde distintos ámbitos han salido en “solidaridad o auxilio” de los investigados para ejercer una forma de “presión a jueces y fiscales en forma de descalificaciones”. “La Justicia, y concretamente la justicia penal, está obligada a perseguir todos los delitos, los cometa quien los cometa, y la aceptación de esta regla es imprescindible para la salud del Estado de derecho”, indicó la fiscal en alambicada referencia a casos tan sonados como el de Las Teresitas. “Todo el que comete un delito es delincuente, sea cual sea su posición social o económica o el cargo que ocupe”, insistió. Efectivamente, investigar la corrupción en Canarias es una tarea muy complicada, porque en una sociedad tan pequeña empiezan por presionarte en tu entorno social y hasta pueden terminar por hacerte el vacío entre las mismísimas puñetas.