Para colmo de males, a Soria no le salen las cuentas con sus propias doctrinas sobre la corrupción. Desde Londres, donde se encontraba y de donde esperamos que regrese cuanto antes, declaró que no pensaba dimitir y que en cuanto al alcalde y los concejales detenidos, esperaría a ver el tamaño de la imputación o su posible libertad sin cargos para tomar decisiones. Pocas horas después, desde Madrid, Ángel Acebes lo desautorizaba por completo y anunciaba las más duras medidas disciplinarias contra los detenidos. Tras conocer el tamaño del patinazo, el gabinete de prensa del PP canario, que actúa desde el Cabildo de Gran Canaria, emitió un comunicado abrazando de inmediato las mismas tesis de Acebes. En esta ocasión no se han remitido de modo escrupuloso las actuaciones al comité de Derechos y Garantías, ese al que apela el presidente del PP canario cuando ocurren estas desgracias. Por la cadena interminable de errores, por quedar desautorizado por la dirección nacional, por colocar a gente inadecuada en puestos de responsabilidad, por la alarma social que estos escándalos están generando, por el caos que reina en Telde, por respaldar y designar de nuevo a Paco Valido como candidato en 2007, el presidente del PP canario debería ir pensando muy seriamente en presentar su dimisión. Aunque hay quien sostiene que si se niega a hacerlo ahora, ya tendrá nuevas oportunidades en un futuro próximo.