También le patina al inspector Towers la memoria, o quizá sea que su grado de resentimiento con el pasado (el próximo pasado y el pasado más lejano) es superior a lo que nos imaginábamos. No olviden ustedes que Torres ha llegado a los puestos de mando de un club que tradicionalmente no sólo le dio la espalda a él sino también a algunos allegados. De psicoanálisis, vamos. Pero la desmemoria del director de fútbol le juega malas pasadas, como cuando se refiere a Cicovic, del que dice que ha estado dos años sin jugar y de cuya edad (31 años) hace justificación para el descarte. Mala memoria también cuando habla de Josico, al que devalúa, como hace con Eloy, por no mentar su versión de los hechos en el caso Paqui y Sarasua, a los que acusa de no querer aflojar un punto con los dineros. Una mina periodística que llega al sumum al referirse al vestuario y ningunear atléticamente al entrenador y decir que el que manda en la caseta es Verona.