Hacemos votos desde esta sección para que el concejal Carmelo Oliva, del muy ilustre Ayuntamiento de Telde, ya se haya recuperado del achuchón que sufrió el otro día en su puesto de trabajo, quizá sobreexcitado por la cantidad de emociones juntas que les han venido a todos los miembros de esa Corporación en los últimos tiempos. De nada le sirvió la presencia de su incondicional Antonio Uche, asesor de Servicios Sociales y escopeta de feria para determinados trabajitos, porque a Oliva le dio un sofoco de esos que sólo se curan con un abanico improvisado y con una pastilla debajo de la lengua. Deseamos un total restablecimiento al concejal de Hacienda y Personal, así como templanza y fortaleza, que todavía vienen más curvas.