Tampoco cuenta Soria (y mucho menos lo hará Unelco), que las calderas con las que la eléctrica produce electricidad para abastecer su sistema fueron financiadas con fondos europeos con el fin de que, en la cola del proceso, se generara vapor y agua de abasto público. Es cierto que el precio es imprevisible en base a las fluctuaciones del crudo, pero eso nos hace recordar los tiempos del alcalde Juan Rodríguez Doreste, cuando el viejo senador conseguía negociar con la Oficina de Compensación de Precios las ayudas económicas necesarias para que los excesos en los precios del fuel fueran asumidos por el Estado y no influyeran en los costes de producción del metro cúbico de agua. Pero ya se sabe que ahora es muy difícil que un alcalde del PP se plante en Madrid y, aunque gobierne su partido, consiga algo similar. No se entienden con Madrid desde los tiempos de Cascos y Tocino, y pasa lo que pasa. Lo mejor, no producir agua, y que se la jueguen los ciudadanos.