Que la UD Las Palmas no levanta pasiones ni abonos con un empate y una derrota en dos partidos no se le escapa a nadie. Mucho se juega el club esta temporada como para echar por tierra sus expectativas. Pero una cosa es una cosa y dos cosas rozan la familia numerosa. O como diría Vujadin Boskov, “fútbol es fútbol”, sentencia supina que debería aplicarse al canto un directivo amarillo que dio la tabarra en el viaje de vuelta de Soria a Madrid, con el 2-0 atragantado en la guagua. El hombre se pasó el rato atragantando a quienes más jeringados estaban, los jugadores, que escuchaban su guineo a cuenta de que si la campaña de abonos no arranca con este equipo, que si el Tenerife ya lleva siete puntos, que si así no se va a ningún lado y toca sufrir... Desde el club siempre se pide paciencia a la prensa -con lo que nos gusta sacar de vez en cuando el hacha-, que el trabajo dará sus frutos. Lo menos que debería hacer el club es pedir a sus cabezas visibles que se dejen de estar cortando idems a los 180 minutos de Liga, que ya amenaza el hombre con hacer rodar alguna si no se gana en Elche. Mejor sería que ruede la suya porque está dejando chico a Jesús Gil. Y eso que es uno de los consejeros más apegados a García Navarro: la que se le viene encima a la Unión Depresiva