Tiene que ser terrible que nadie te crea, ni siquiera los tuyos. Águeda Montelongo, la presidenta del PP de Fuerteventura, atraviesa en estos momentos esa situación tan incómoda: obligada a mentir para evitar males mayores, endosa las responsabilidades al primer pringado que pasaba por allí sin reparar en las complicaciones en que puede meterse si termina poniendo por escrito lo que el presidente del Cabildo, Mario Cabrera, le ha pedido. Ya tenemos detectadas dos falsedades documentales firmadas por Águeda Montelongo, la del coche de alquiler de Manuel Fernández y la de las vacaciones de Semana Santa del senador Tomás Burgos. Cabrera, desde luego, no le ha creído, y así lo confirmó ese viernes ante los micrófonos de CANARIAS AHORA RADIO. Pero lo quiere por escrito, que es como deben exigirse las cosas a las personas que mienten con tanto descaro. Por lo tanto, ahora sólo falta que la diputada regional por el PP meta por el registro de la institución una declaración formal en la que culpe a su ex asesor Santiago Santana del desaguisado, de manera que tal documento se incluya en el lote a remitir a la Fiscalía. Esperamos la versión escrita de Águeda Montelongo y de los abogados del PP, y le recomendamos que no llame a Federico Trillo para que le eche una mano, que el ex ministro de Marina (con viento de Levante y rumbo a Perejil) no está para muchas piruetas más. Porque otros abogados preparan la contra y la que se puede armar dará para un par de risas.