El silencio de Soria en la censura de Antigua es muy elocuente porque su partido va a contribuir a descabalgar de la alcaldía a Gustavo García, de Coalición Canaria, su socio en el Gobierno regional. Eso significa que al silencio de Soria hemos de sumar el que de manera cómplice guarda el presidente Rivero, que anda repartiendo parabienes en Venezuela. La censura será posible gracias a la intervención de una persona de la máxima confianza del presidente regional del PP, José Luis Cerdeña, puesto por Soria como cabeza de lista en mayo pasado para tratar de frenar a las huestes de González Arroyo en el municipio. Si la censura prospera, el PP dará la alcaldía a un concejal de paja, Gustavo Berriel, de Centro Democrático de Antigua, aunque todo el mundo sepa que detrás de la operación está el polémico Juan José Cazorla, el ex alcalde condenado por una ristra de delitos.