Ha pasado exactamente un año y los médicos del Servicio de Pediatría del complejo Materno-Insular de Gran Canaria siguen en las mismas: soportando a un jefe que sólo reconocen como tal a los efectos meramente administrativos y esperando a que la gerencia comprenda que con un ambiente de descrédito tan enrarecido hay en juego muchas más cosas que el acostumbrado juego de poderes y de influencias que goza el interesado. Las dos peticiones formales de dimisión que han cursado 28 de los 30 médicos del equipo, las constantes quejas interpuestas ante la superioridad y ante él mismo sólo han servido, que se sepa, para que el Servicio Canario de la Salud haya acelerado la convocatoria pública para la evaluación de esa jefatura, publicada el viernes pasado en el BOC, a la que seguramente se volverá a presentar el doctor Francisco Machado con un proyecto esplendoroso que no ha aplicado durante los nueve años en que ha permanecido al frente del servicio. Se da por hecho que concursará, y de hecho ha desplegado estos últimos meses un esfuerzo de enmienda que han notado sus compañeros pediatras: se acerca ya al cumplimiento de su horario de trabajo y ha tratado de mejorar sus relaciones con los demás facultativos, o al menos con un núcleo que él quiere ganarse para mejor proveer. Un núcleo formado por seis médicos a los que cordialmente invitó a la reciente boda de su hija obteniendo un éxito de respuesta del cien por cien. Los seis, por cierto, firmaron en noviembre de 2012 la misma carta de exigencia de dimisión que otros 28 que no fueron invitados al feliz acontecimiento, quizás porque en el acierto de quiénes iban a aceptar la invitación el doctor Machado ha demostrado gran tino. Nadie se atreve en el servicio a pronosticar si habrá más candidatos a ocupar esa jefatura y, de haberlos, cuál va a ser el grado de influencia que para vencerlos pueda tener el discutido doctor, esposo de la diputada nacional del PP Matilde Asian y muy conectado con las autoridades sanitarias y no sanitarias del Partido Popular.