Qué les vamos a contar a ustedes de los imprevisibles caminos de la política en Canarias, cuyo grado de inverosimilitud se eleva espectacularmente a medida que uno se acerca, por ejemplo, a los municipios turísticos de esos sures de Gran Canaria. El PSC dejó caer la semana pasada el rumor de que, de repente, no le apoyaba el Plan General de San Bartolomé a Marco Incomparable, más que nada para incordiar un poco y conseguir que se incrementara el suelo para VPO y para hacer una turné del documento por los barrios. A tan enormes peticiones, enormes resultados: el alcalde les ha dicho que sí para que a cambio se dejen de majaderías y apoyen lo sustantivo, que no es otra cosa que la instalación de un Corte Inglés en segunda línea de playa, más concretamente en Meloneras. Para contribuir a hacer más creíble el paripé, hasta giraron visita de Estado el otro día a Maspalomas el secretario general insular, Eduardo González, y un arquitecto del partido, Germán Acosta. Lo que debió provocar entre redactores e inspiradores terrores nocturnos y rechinar de dientes, imaginamos. Todo era para preparar la rueda de prensa de este martes en la que el PSC sureño, convenientemente avalado por los aparatos insular y regional, había de explicar con qué garbo coloca sus pantalones a la altura de los tobillos para, a continuación, caminar como los pingüinos rumbo a los azarosos brazos del precipicio político, con el PP haciendo la ola y CC revolcándose por los suelos. Nada decimos del paciente votante socialista, que ya ni mira.