Cuando algo se libaniza así y pierde el interés público nadie está ajeno a las responsabilidades. Dos no pelean si uno no quiere, o si uno se sacrifica en o para la negociación. En San Bartolomé de Tirajana no salen bien parados ni Pacuco Guedes ni Pepe Juan Santana. El Partido Socialista propuso en su día a la alcaldesa y ahora echa a Pacuco, y así no le salen las cuentas a Concha Narváez. No pueden aprobar ni los presupuestos ni el Plan General, y la responsabilidad, qué duda cabe, es en buena parte del PSC, cuya dirección insular calculó mal, rematadamente mal. Para los ciudadanos mejor hubiera sido amarrar al Partido Popular que tirarse al vacío; mejor hubiera sido que gobernase cualquiera, con los controles democráticos que se suponen en una corporación democrática, que este desgobierno con falta de precedentes en un lugar con toda suerte de precedentes. Decimos lo que hace meses: los partidos tienen que exhibirse en momentos como el que nos preocupa. Nadie pensará que la gobernabilidad de San Bartolomé pasa necesariamente por Pacuco Guedes. Por tanto, hay que desenmascar y pactar. Desenmascar a los que, con la careta del pacto, acaso sólo buscan desestabilizar.