En el PP tenían clara su apuesta en el concurso: el lote de programación, el más jugoso y rentable, debería adjudicarse a la empresa de El Mundo, del amigo de Soria, Pedro J. Ramírez, que Xuáncar vincula directamente con el viceconsejero de Comunicación, Martín Marrero. Pero en Coalición Canaria, sector ATI, que es el que manda, tienen el corazón partío. Su productor audiovisual de anuncios electorales y cineasta de cabecera, Lucas Skywalker Fernández, es socio de El Mundo en este concurso. Pero Paulino, Adán y el propio Bermúdez consideran a como su propia casa. Por eso era muy difícil resolver el concurso sin pisarle los callos a alguien. La propuesta de resolución de la Mesa de Contratación tenía que verla el consejo de administración de ese consejo, que actuaría como junta de accionistas, no estaban garantizados los dos tercios de los votos, o sea, seis votos: José Manuel Bermúdez prefiere a Socater; el voto de Cerdán era una incógnita, por lo que sólo estaban garantizados los dos del PP y alguno de Coalición Canaria. Por eso, tanto Paulino como Soria vieron que aunque la Mesa de Contratación apoyase a El Mundo, en la junta de accionistas de se podría abrir la Caja de Pandora.