Le pudo pasar a cualquiera, pero le pasó este domingo a Juan Fernando López Aguilar, presidente de los socialistas españoles en el Parlamento europeo y uno de los valores más potentes de la política canaria, cuando se deja. Circulaba tan ricamente el eurodiputado a bordo de su bicicleta por Las Palmas de Gran Canaria cuando arroyó a un repartidor de pizzas que viajaba, a la velocidad habitual de esta actividad, a bordo de su ciclomotor. Todo hace pensar que JFLA tuvo la culpa del percance circulatorio, nada grave por lo que cuentan las crónicas del suceso, que resaltan que el socialista se interesó vivamente por el estado de salud del repartidor herido sin mayores consecuencias. Como quiera que el político no iba borracho, al Partido Popular se le ha frustrado la posibilidad de sacarse el clavo que tiene enterrado entre pecho y espalda con el alcalde de San Juan de la Rambla, que se aferra a la poltrona municipal como el borracho majadero al tetrabrik de don Simón como si mamárselo entero fuera lo último que le queda por hacer en este mundo. Y no se crean que no lo ha pretendido, que para eso destacó al lugar del siniestro a una de sus más exacerbadas seguidoras, una mujer de mediana edad que presenció el accidente y que, tras reconocer a López Aguilar le soltó sin miramientos: “Sé quién es usted y voy a llamar a la Policía porque yo soy del PP”. La sentencia tiene su cosa porque, en primer término, criminaliza el accidente de circulación (tanto si se es víctima como si se es culpable) y lo convierte en motivo automático de desdoro y/o dimisión. Y, en segundo lugar, delata a la delatora como depositaria de una obligación partidista de denunciar a cualquier socialista que pudiera o pudiese ser la diana de algún tipo de censura, crítica o afeamiento. Por más vueltas que le damos seguimos sin poder imaginarnos qué fue lo que pasó para que en el choque entre una bicicleta y un ciclomotor fuera el conductor de este último vehículo el más perjudicado. Por mucho frenesí que López Aguilar le pueda poner a sus pedales. Que ya es, seguro.