Un viaje por el Valle del Mosela: En ruta hasta Trier por la Alemania romana

Torres del Castillo de Malbrouck.

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El objetivo de esta tercera etapa de nuestro viaje por el Valle del Mosela es la ciudad de Trier, una de las muchas joyas de la región alemana de Renania-Palatinado. El río, en esta parte de Europa, fue uno de los ejes fundamentales de la penetración de la romanización en Centroeuropa. Y la vieja Treveris (la actual Trier) fue el epicentro de ese proceso de construcción cultural que culminó con la plena integración de toda esta zona del continente en el Imperio romano. La Vía Agrippa fue uno de esos elementos clave para que las ideas de Roma se esparcieran por esta zona. Esta red de carreteras comunicaba la zona norte de la Galia con el Mediterráneo a través del nudo de caminos de Lugdunum (actual Lyon). El valle del Mosela fue uno de los ejes principales de esta ruta que culminaba en Colonia Claudia Ara Agrippinensium (actual Colonia, en Alemania) y en torno al camino se establecieron villas rurales, pequeñas y grandes ciudades y toda la red clásica de grandes y pequeñas infraestructuras que asentaban la presencia de Roma en estos lugares.

Otro símbolo de unidad es el primer pueblo en el que paramos en este paseo de 99 kilómetros entre Metz y Trier. Schengen es apenas una pequeña ‘aldea’ situada a orillas del Mosela en territorio luxemburgués. Una de las particularidades de este lugar es que aquí confluyen las fronteras de la propia Luxemburgo, Francia y Alemania. Ya en los días precedentes hemos podido ver como esta frontera fue, durante los últimos siglos, uno de los lugares más conflictivos y violentos de la historia de Europa. Pues aquí se firmó el famoso tratado que eliminó las fronteras en la Unión Europea recuperando, sólo en parte, el espíritu de aquella Roma de hace veinte siglos. ¿Parar aquí sólo por su significado simbólico? No. El pueblo es bonito de ver (una iglesia interesante, un cementerio pintoresco, un castillo precioso rodeado de jardines) y en los alrededores hay varios lugares de interés. El más cercano es el sendero de Revers du Stromberg (Acceso por Camino Faubuer –Schengen-), una pequeña ruta que sube hasta un solapón de piedra desde dónde se domina el río, un pequeño bosque y un paisaje marcado por la sucesión de viñedos. También en el pueblo puedes visitar las Cavas de Henri Ruppert (um Markusberg, 1), una de las mejores bodegas de Luxemburgo.

A dos pasos de Schengen.- Unidad en el pasado más remoto y en el presente. Pero esta zona de ‘triple frontera’ también muestra los rastros del pasado reciente conflictivo. En los alrededores del pueblo de Sentzich (donde hay una iglesia preciosa vinculada al Camino de Santiago) puedes encontrar varios bunkers y fortificaciones de la Línea Maginot pero también hay castillos más antiguos a ambos lados de la frontera. En Sierck-les-Bains tienes el Castillo de los Duques de Lorraine (Rue du Château, 5), que es uno de los mejores ejemplos de fortificación alto medieval –es anterior al siglo XI- de esta zona del mundo. Y si te mueves hasta el pueblo de Manderen-Ritzing puedes visitar el Castillo de Malbrouck (Rue du Château), una magnífica fortaleza del siglo XV que se cuenta entre las más famosas e importantes de la frontera norte del país. Desde sus almenas tiras una piedra y te quedas a dos pasos de Alemania.

Por la Vía Agrippa hasta Treveris.- De la Edad Media a los tiempos de Roma. Seguimos hacia Trier por la Carreteera 407 y hacemos escala en el pueblo de Borg (aprovechamos para ver St. Johannes der Täufer, una bonita iglesia del siglo XII con añadidos góticos que se construyó sobre muros romanos y cuenta con un curioso cementerio de los primeros siglos del Cristianismo). Ya estamos en territorio alemán y en plena calzada romana que conducía hasta Colonia. A las afueras del pueblo puedes ver lo que queda de una antigua Posta Romana (una mansio) que servía para alojar a los viajeros y prestar servicios de asistencia y seguridad a los que transitaban por sus calzadas. A poca distancia de aquí también puedes visitar la Villa Romana de Borg (Im Meeswald, 1), un impresionante complejo que ha sido reconstruido y funciona como museo con piezas originales y reproducciones.

Otra parada obligatoria es la ciudad de Saarburg. Con más de 7.000 habitantes, esta población histórica está en la frontera entre el pueblo grande y la ciudad pequeña y es una de las grandes joyas del Mosela, aunque esté a varios kilómetros del cauce del río. Estamos hablando de un pequeño casco urbano de carácter medieval que se articula en torno al Leukbach, un arroyo que desemboca en el Río Sarre (tributario del Mosela). El elemento más representativo del pueblo es el propio Leukbach que se encajona en el centro de la ciudad a través de un canal que crea una cascada de más de 20 metros de altura. El Amüseum (Am Markt, 29) explica este curioso accidente geográfico artificial ya que lo que hoy es un museo sobre la historia, oficios y costumbres locales fue molino hidráulico, primero, y pequeña central de energía hidroeléctrica, después. En Saarburg tienes otras cosas que ver: la espectacular Iglesia gótica de San Lorenzo (Am Markt, 29), el entorno de la Buttermarkt o el Hackenberger Mühle (Staden 2), un molino medieval perfectamente conservado.

Pero lo que ha hecho famoso a Saarburg es su curioso castillo. Estamos hablando de una fortaleza relativamente antigua (siglo XIV) con unas curiosas cúpulas lobuladas que le dan un aspecto oriental. Pero la gran cantidad de gente que llega hasta aquí cada año es porque los famosos Hermanos Grimm situaron aquí el cuento de La Bella Durmiente. Y en el pueblo han sabido explotar este hecho centrando la exposición del inmueble en el cuento más allá de exhibir armas, corazas, cascos y objetos de los últimos cinco o seis siglos. Otro de los imperdibles de Saarburg es el telesilla que sube hasta la montaña de Warsberg desde el mismo centro de la localidad. Aquí puedes ver la ciudad desde las alturas y la multitud de viñedos que la rodean.

La última de las paradas antes de llegar hasta Trier otra vez nos lleva hasta los tiempos de Roma. Tawern es famosa en toda Alemania por la acumulación de viejos templos romanos que flanqueaban la calzada romana a pocas millas de Treveris. El edificio más importante del conjunto es el Templo de Mercurio. Como sucede en la Villa de Borg, junto a los restos originales se ha levantado una cuidada reproducción que sorprende por su ‘contemporaneidad’. Y tú te preguntarás: ¿Esto era de verdad así? Cuando llegues a Trier verás que sí, que la arquitectura ha sido reproducida al detalle usando ejemplos de verdad que aún están de una pieza. No adelantemos acontecimientos, pero nada más llegar a la ciudad acércate a la Basílica de Constantino (Konstantinplatz, 10) y verás que esas ‘reproducciones’ son coherentes con lo que estás viendo. El edificio romano mejor conservado del mundo. Un edificio que parece que lo hicieron ayer.

Fotos bajo Licencia CC: Tristan Schmurr; Cyril Sola; Marcin Monko; Mirko Thiessen; Carole Raddato; QuartierLatin1968

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