Paulino Rivero se dispone a presidir este jueves en Santa Cruz de Tenerife el acto oficial de entrega de los premios del deporte canario, producto de una convocatoria que ha batido todos los récords mundiales absolutos. Un lector, del que tomamos prestado un término que describe el asunto a la perfección: Premios Cóndor. Se trata de unos premios deportivos que se convocan el día 9 de enero, con chapuza de por medio (cinco días de plazo para la presentación de candidaturas), y se entregan el 29; propuestas, instancias, reuniones del jurado, etcétera, en un tiempo récord. Rivero se suma al dislate asistiendo a una gala a cuyas dos anteriores convocatorias de 2008, celebradas en Las Palmas de Gran Canaria, no se constituyó, y sí asiste, en cambio, a la primera que se celebra en Santa Cruz. No se sabe muy bien si esas dos ausencias fueron por temor al ridículo ante las impugnaciones presentadas, obviando que también las hay en 2009. Tres galas, tres, en doce meses, con lo que eso cuesta, y después de decir que no había dinero para el partido de la selección canaria de fútbol que debía haberse celebrado el diciembre pasado en Tenerife y que se canceló con la excusa de que habían fallado los patrocinadores.