Nueva estampida, en esta ocasión al más puro estilo far west (o sea, a mogollón), en el consejo de administración de la UD Las Palmas. Tres dimisiones que se producen aprovechando que el momento parece propicio, como quien trata de salir de la playa entre ola y ola para evitar el revolcón. Se marchan personas muy significadas, algunas de ellas del entorno más cercano de Gonzalo Angulo, lo que nos daría para más de una interpretación. Incluso malintencionada. Pero lo dejamos para mentes más preclaras que las nuestras. Sin embargo, sí debemos comentar que alguna de las salidas puede tener relación con alguna de las entradas que se vaticinan. Los mentideros amarillos, crueles por más señas, aseguran que en la terna aparece el nombre de algún periodista deportivo y el de un empresario del mundo del pequeño y mediano comercio. El periodista deportivo no es Segundo Almeida, y el hombre del pequeño y mediano comercio no es Sebastián Grisaleña. La salida de Bombín tendría que ver con la entrada del periodista y la del empresario, ni idea. Lo decimos para ir descartando y echar una mano al personal, a la espera de que alguien nos la eche a nosotros. De los que se quedan parece claro el fortalecimiento de la consejera adscrita a los Recursos Humanos, Blanca Domínguez, y del presidente formato 24 horas y portavocía fija-discontinua Manuel Campos.