Los sebadales, ''una plaga''

Pero donde Manuel Fernández se mostró en todo su esplendor fue en los aspectos ambientalistas y desarrollistas. A su juicio, los empresarios tienen que estar convenientemente representados (mejor, presentes) en el Parlamento porque son los grandes afectados por las leyes que de él emanan, víctimas del furor legislativo y de la confluencia de tantas administraciones haciéndoles pasar por el aro de la norma. Tras confesar que no entiende por qué el PSOE se opone a la Ley de Medidas Urgentes (¿será, por ventura, porque acaba con la moratoria, legaliza hoteles ilegales y coloca fuera de control a Anfi del Mar?) el diputado popular se despachó a gusto con los ecologistas y “su demagogia”. Los sebadales de Granadilla los redujo a “una seba que es una plaga en el Mediterráneo”, y si están protegidos por una ley del Parlamento en el que él trabaja a plena dedicación habrá sido por error, y “por eso el Gobierno los quiere descatalogar”. El problema, dijo, “es que los ecologistas han hecho de las sebas un mundo” y que “le han cogido miedo a los ecologistas”. Lo peor no es que lo diga Fernández, es que es lo que piensan muchos de sus compañeros pero no se atreven a decirlo. Sencillamente votan a favor.