Pero el párrafo verdaderamente glorioso del escrito del funcionario que pretende ser juez (él mismo anda diciendo que de lo Contencioso-Administrativo) es este que reproducimos a continuación, en el que se compromete a portarse como un niño bueno si le dejan hacer una trampita para ser juez: “Habiendo cumplido en la Administración más de 32 años de ejercicio activo y siendo mi deseo incorporarme a la carrera judicial, solicito, previa renuncia al ejercicio de cualquier actividad profesional incompatible o emisión de documentos, facturas o pagare (sic) por el ejercicio profesional que pudiera incurrir en causa de incompatibilidad, se me autorice a darme de alta en el Colegio de Abogados de Las Palmas de Gran Canaria”. O sea, que pidió en 2007 darse de alta en el Colegio de Abogados para aparentar que ejerce esa profesión y así poder acogerse al cuarto turno de acceso a la carrera judicial, donde se exigen más de diez años de ejercicio efectivo de la abogacía ante los juzgados y tribunales. En serio, quiere ser juez, y él mismo anda asegurando que lo nombran en breve. A ver si cuela.