“El presidente del Bundesbank, Ernst Welteke, ha dimitido tras haber sido forzado por la dirección del banco central alemán a dejar su cargo, debido a que aceptó una invitación de la entidad privada Dresdner Bank en un lujoso hotel. Según la nota del máximo órgano ejecutivo del Bundesbank, que confirma la noticia en su página web, la decisión es adecuada en pro de la reputación de la institución y de la defensa de sus funciones”. Así se recogía asépticamente en la edición digital del día 16 del diario El País. José Carlos Mauricio Rodríguez, actual consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias, fue elevado a ese cargo después de saberse que había aceptado en numerosas ocasiones invitaciones de Eustasio López, empresario de la industria turística y de la construcción, a su hotel de lujo Costa Meloneras, en San Bartolomé de Tirajana. Mauricio ocupaba frecuentemente la suite 2108, si bien por último ha utilizado la suite real, que siempre está reservada para el propietario del hotel, como han confirmado a este periódico empleados del mismo. Lejos de rectificar su actitud, que se repitió en otros complejos de lujo, como Anfi del Mar, de Lyng, o Dunas Villa, de Tadeo, el consejero insiste. Pero esto es Isla Mauricio, no Alemania.